Yo soy de la opinión de que uno debe reivindicar sus gustos, a pesar de que vayan a contracorriente. Si lo haces con educación y mano izquierda puedes librarte de las miradas de incomprensión y la

1- El protegido:
Una mierda pretenciosa y absurda. Bruce Willis es un hombre que jamás enferma, que parece tener especial suerte para evitar accidentes, y que descubre en Samuel L.Jackson a su antítesis: un personaje que se hace daño sólo con pensarlo. Aunque pueda parecer una historia interesante la película no lo es, entre otras cosas porque el final inesperado que Shyamalan suele incluir en sus trabajos, es en este caso una parida fatua con la que pretende sorprendernos, y que a mi lo que me produjo fue indignación porque se rieran de mi inteligencia.

2- Pequeña Miss Sunshine:
Ni es mala, ni se puede decir que no me gustara, es sólo que no comprendo por qué se dio tanto bombo a una película que no pasaba de ser sencillamente entretenida, de las que se dejan ver un domingo por la tarde tirado en el sofá. La proclamaron como la película indie del año, y desde luego no es para tanto. Además el final la caga un poco, porque pasa de ponerte una sonrisa en la cara al ver el baile políticamente incorrecto de la niña, a hacerte sentir vergüenza ajena con ese momento happy family, en el que todos unidos se suben al escenario en lo que parece ser una muestra de rebelión contra las estiradas que organizaban el concurso.

3- Alatriste:
Uno de los muchos casos en los que una gran inversión en ambientación y buenos actores (que aquí están de pena) tiene resultados nefastos. Adaptar siete libros en una sola película es un disparate que desemboca en un producto incomprensible y atropellado, en el que no se entienden las reacciones de los personajes y que aburre mucho. Muchísimo. Del acento de fumador empedernido de Viggo Mortensen mejor ni hablamos.
4- Siete mesas de billar francés:
Una de las favoritas en la pasada edición de lo Goya. No es que sea horrible sino que estoy cansado. Comprendo que la falta de medios haga que nuestras

La película no me dijo nada, y el hecho de que pasaran el día hablando de billar tampoco ayuda
5- Mi gran boda griega:
La anunciaron como la comedia del año, una

6- La guerra de los mundos:
Es entretenida, es espectacular, y puede dar que pensar, pero hay pifias que no perdono. Fui a verla a pesar de no soportar lo más mínimo a Tom Cruise y resulta que no fue su sobreactuación lo que más me importunó, sino que no se molestaran en resolver las cosas como Dios manda. Podría hablar del desastroso epílogo, o de lo insistentes que fueron en la escena en la que los robots alienígenas se pasan media hora buscando gente entre las ruinas de una casa (¿es que acaso no hay más sitios que registrar?), pero no fue eso lo que más me cabreó, sino todo lo relacionado con el hijo mayor: En medio de la trifulca le ruega a su padre que lo deje ir a luchar contra los extraterrestres, y el bueno de Tom va y le dice que si, aún sabiendo que será condenarlo a una muerte segura, pero lo peor de todo es que no sólo no muere, sino que mucho tiempo después, cuando Tom está en la ciudad y los marcianos caen como moscas, va a la casa de su ex donde se reencuentra con su hijo y toda su familia. Estaban allí dentro como si nada, más a gusto que Dios mientras las máquinas esas destrozaban edificios y mataban gente. Sólo faltaba que hubieran salido a recibirle con una bandeja de magdalenas recién horneadas.
