
Voy a hablar sobre demagogia e injusticias socialmente bien vistas, relacionadas con los privilegios absurdos hacia “grupos desfavorecidos”. Invito a los exaltados a que abandonen esta entrada antes de freírme a críticas, o en su defecto a leer bien mis argumentos sin sacar las antorchas. Gracias
Antes de empezar en los nuevos estudios, estuve batallando hasta el úlltimo momento para poder matricularme. La razón es que se trata de algo muy demandado en relación a las escasas plazas que ofertan, y estaba en uno de los primeros puestos de la lista de reserva. Se accedía a partir de la nota media de bachillerato, de modo que el primero en acceder sería el que más nota tuviera, y la lista iría completándose hasta cubrir el cupo.
Cuando fui a comprobar quiénes eran los admitidos y vi que me había quedado a las puertas, mucha gente me tranquilizó diciendo que no me preocupara, que estando tan cerca acabaría entrando porque las listas siempre corren entre preinscripción y matrícula. El problema es que la última en entrar, por delante de mí, tenía mucha menos nota que yo, y eso no lo iba a tolerar.
Fui a hablar con el secretario a ver qué pasaba, si había sido un error o por alguna razón tenía un trato preferencial, y entonces supe que se trataba de la plaza que reservan para personas con una minusvalía de cualquier tipo. Y yo me pregunto: ¿Por qué si alguien tiene menos calificación que yo y pretende moverse en el mismo nivel, debe jugar con ventaja? ¿No importa que yo tenga un mejor

expediente porque ella va con muletas? No lo entiendo.
En el mundo laboral las cosas son de otro modo: Dado que resulta mucho más cómodo contratar
a gente “sin problemas”, de cara a no tener que estar adaptando puestos de trabajo a los discapacitados de cualquier tipo, existen medidas fiscales para incentivar a los empresarios a contratarles, concretamente suculentas subvenciones que les hacen perder los temores iniciales.
Asimismo, se persiguen las medidas discriminatorias como despedir a las mujeres que se queden embarazadas, o se obliga a la no existencia de barreras arquitectónicas. Me parece estupendo y lo considero ético y totalmente necesario. Es sensacional. Pero eso es el mundo laboral; los privilegios en el mundo académico no tienen ningún sentido, porque implican menospreciar a quienes sí se los merecen.
Si vas a empezar unos estudios superiores, nadie se para a mirar si te falta un brazo o eres cojo. Si tienes la nota necesaria para entrar, entras, y si no, no lo haces. Tan lógico como eso. O así debería ser. Una cosa es que el centro cuente con las medidas necesarias para atender las necesidades especiales de ciertos alumnos (que debe hacerlo), y otra es que estos hayan de esforzarse menos para conseguir lo mismo que yo. Llamadme mala persona, pero es que no me

parece justo. En mi facultad había un chico en silla de ruedas que era buen estudiante; iba más avanzado que yo, y sé que es porque sacaba mejores notas. Es lógico y nadie le quita el mérito. ¿Debería dársele un trato especial y ser más condescendientes con él? ¿Habría que exigirle menos de cara a conseguir el título? ¡Por supuesto que no! Si tiene la misma capacidad para estudiar que todo el mundo, el hecho de no poder mover las piernas es completamente secundario. ¿O no?
No se puede abogar por una sociedad en la que se derriben todas las trabas hacia los discapacitados, si luego ponemos otras para favorecerles perjudicándonos a los demás. No es falta de consideración, sino que la justicia debe funcionar igual en ambas direcciones.
En resumidas cuentas y volviendo a mi caso particular, si tienes más nota que yo y por eso no me admiten, me jodo y apechugo; si es al revés te jodes tú. Punto.
PD. Escribí esta entrada antes de empezar las clases, y ahora esa persona es amiga mía. Nos llevamos genial y bajamos juntos todos los días, pero sigo sin compartir la idea de que por cojear ligeramente de una pierna (pues es eso lo que tiene), estuviera por encima de otras personas con más nota. Lo que no puede ser, no puede ser.