- 1: Cuando estaba en esa fase infantil de descubrir la sexualidad, le pregunté a una dependienta si ella tenía vagina. MENTIRA
En realidad esto sí ocurrió, pero con ligeras modificaciones. Fue mi prima quien lo hizo, y en su caso le preguntó a un dependiente si tenía pene. Cambié el sexo en la historia, porque habría quedado absurdo que teniendo yo uno, le preguntara a otro hombre si él tenía, ¿no?
- 2: Me encantaría hacer paracaidismo, escalada y parapente. ¡Qué subidón!VERDADPues sí, para sorpresa de muchos. Hace años hice el pacto con una amiga de que algún día nos apuntaríamos a unos cursos de parapente que hay en el sur (son carísimos, por eso hicimos el pacto para cuando tuviéramos dinero, en lugar de hacerlo sobre la marcha). Para hacer paracaidismo no hay más que ir a donde se oferte, saltando eso sí con un monitor pegado a la espalda, que es quien tira de la anilla, y en cuanto a la escalada tengo que informarme, que ando más perdido.
- 3: Para disgusto de mi gente, cuando estoy cansado me siento en cualquier lado. VERDAD
Cada vez tiendo a controlarme más porque sé que es algo que incomoda, pero realmente no sé a qué viene tanto escándalo. ¡Ni que me acostara a dormir!
- 4: Hace unos años vi a Maribel Verdú en un aeropuerto, y me puse a hablar con ella mientras esperábamos las maletas. MENTIRA
Como muchos habéis adivinado, de haberme pasado seguramente lo habría contado en el blog. Ni la he visto nunca, ni creo que me pusiera a hablar con ella si lo hiciera. Básicamente porque me pongo en el lugar del otro, y pienso que si yo fuera famoso sería muy hostil, y me tocaría los cojones que la gente viniera a preguntarme polladas todos los días, teniendo además que poner buena cara para no quedar mal.
Con quien sí me encontré en un aeropuerto fue con Fernando Schwartz, y con él sí me puse a hablar y me saqué una foto. Entonces era joven e inocente, y… ¡qué queréis! Me encantaba LO+PLUS, y me hizo ilusión.
- 5: Encuentro un placer morboso en aplastar cucarachas mientras las insulto. VERDAD
¡Oh Dios, sí! En realidad es más una cuestión de rabia intensa y desconcierto lo que me invade, sin parafilias de por medio XD. Veo a una intentando entrar por la solana, y le espeto un severo:
"¿Qué coño haces? ¿No ves que esto es una propiedad privada? ¡Que no te escondas, guarra de mierda! Te vas a cagar, asquerosa, ¡Toma pisotón! Creo que más de una se habrá dejado matar por no seguir escuchando insultos. XD
- 6: El arte moderno me parece una gran tomadura de pelo. ¡Seamos serios! MENTIRA

Tengo que admitirlo, esta era una pregunta trampa, porque tiene matices. A mí el arte moderno, entendido como
del siglo XX a aquí, me encanta; me parece fascinante y tremendamente creativo. Ahora bien, por “arte moderno” se suele entender las bazofias conceptuales de quienes quieren pasarse de listos, al margen de la época en que estén hechas. Eso sí me parece una tomadura de pelo. Como conté en
una de las entradas newyorkinas, en el museo de arte moderno podías ver obras maestras de grandes autores, y mierdas pretenciosas y anodinas a las que nadie prestaba atención.
El arte moderno por tanto, no me parece una tomadura de pelo; muchas de las imbecilidades que se hacen bajo el amparo del término “vanguardia”, sí.
- 7: Me encanta dormir abrazado a alguien; hace que me despierte de buen humor. MENTIRA No lo aguanto. Es decir, está bien, y es bonito en el momento post coital, pero… ¿después? ¡Que quiero dormir, joder! Llámenme maniático, pero para dormir de verdad necesito libertad de movimientos, y tener un cuerpo pegado y rodeándote, no es la mejor forma de conseguirlo. Eso sí, si lo dices eres un insensible, así que tienes que ingeniártelas para desprenderte “del lastre” (es una forma de hablar), sin que parezca que quieres hacerlo.
- 8: Una vez jodí un concierto de música clásica por escandaloso; casi me lapidan. VERDAD
Fue hace muchos años, cuando estaba en el conservatorio. Teníamos el coro como asignatura, y de vez en cuando nos llevaban a cantar por ahí, en este caso a un concierto de la orquesta sinfónica.
Sólo teníamos que cantar durante un minuto al final del concierto, y nos tuvieron más de una hora de pie, sin poder movernos y muertos del aburrimiento; no entiendo por qué no

podíamos estar sentados. ¡Eso es maltrato infantil!
En esas estaba cuando reparé en que tenía una moneda de cien pesetas en el bolsillo, y a falta de otro entretenimiento mejor, me puse a jugar con ella dándole vueltas en la mano. De repente se me cayó y fue a rebotar en todos y cada uno de los escalones metálicos de la escalera, hasta caer de lleno en las campanas tubulares: un instrumento que viene siendo como esos móviles de palitos metálicos que hacen un ruido agudo al abrir una puerta, pero del tamaño de una persona, e infinitamente más ruidoso (foto). Se armó un escándalo del carajo que eclipsó a todos los demás instrumentos.
El director de orquesta me fulminó con la mirada, así como un gran porcentaje de los músicos, y se oyó al público murmurar. Lo peor de todo es que tuve las narices de pedir mi moneda de vuelta… ¡y me la dieron! Si me llega a pasar ahora, con lo que me hostiliza la gentuza escandalosa que va a conciertos, habría agachado la cabeza negado mi autoría hasta la muerte. XD
- 9: Mi madre pensaba que mi comportamiento excéntrico era fruto de la brujería. VERDAD
Cuando era un bebé, mis padres me acostaban en la cuna, duchado, con el pijama y dormido. Cuando ellos ya estaban en el quinto sueño, me escuchaban balbuceando; se levantaban para ir a dar conmigo, y en lugar de verme donde me dejaron, me encontraban gateando desnudo en el pasillo.
A mis padres les inquietaba mucho ese WTF, y no era para menos. Para empezar no podría haber llegado ahí solo, pues era imposible que saltara de la cuna, y no tenía edad como para saber desvestirme. Todo apuntaba a que “alguien” me despertaba, me quitaba la ropa, me levantaba en peso y me ponía en el suelo, para con la misma desvanecerse, cosa de brujería, pero debía haber otra explicación más racional… ¿o no?
Me espiaron un par de noches seguidas hasta que descubrieron la verdad. Cuando me despertaba me conseguía quitar toda la ropa; a continuación levantaba la colchoneta del fondo, rodaba las lamas de la base de la cuna, y me deslizaba hacia abajo, dejándolo todo de nuevo como estaba. ¡Eso es escapismo y no lo de Houdini!
-10: Soy totalmente incapaz de ver sangre y agujas; hacerme un análisis es una pesadilla. MENTIRA
De hecho soy donante de sangre (bueno, lo era, que ahora estoy muy flaco), y me encanta ver cómo se va llenando la bolsa de medio litro. Cuando era pequeño me hacían análisis cada dos por tres por temas de tiroides, así que lo de las agujas no me

causa ningún tipo de trauma; no deja de ser como un pellizquito minúsculo.
- 11: Me encantan los pantalones de campana. Y cuánto más grandes, mejor. VERDAD
Con lo que me habéis avasallado me da miedo admitirlo, pero sí, es cierto. Son mucho más bonitos que los horribles pitillos que nos han querido meter por los ojos en los últimos tiempos, y que le quedan horribles a la gran mayoría de la gente. Hacen a todo el mundo culón y patiflaco; los acampanados equilibran más la silueta de cualquiera.
Cuando estaba en el instituto estaban de moda, y ya estoy volviendo a verlos en las tiendas ¡Juas!
Aquella época pasó, pero yo sigo conservando mis vaqueros de entonces, que no dejo de ponerme. Lo de “cuanto más grandes, mejor” es matizable, que hay unos límites, pero sí, me gustan. ¿Algún problema? ¡Vivan los 70!
- 12: Soy capaz de desabrochar cinturones con los dedos de los pies. ¡Tachán! VERDAD No es algo que suela hacer habitualmente, pero he constatado que soy capaz. En general hago bastantes cosas con los pies que desconciertan al personal, como abrir gavetas (cajones), recoger cosas del suelo y, cuando tengo las dos manos ocupadas, abrir los manillares de las puertas.
- 13: Aunque a primera vista parezcan marrones, cuando me da el sol me sale un destello verde en los ojos. MENTIRA 
Los cojones. ¡Ya me gustaría! En mi familia hay tonos bonitos para aburrir, pero a mí me tocaron marrón oscuro estándar. A joderse toca.
- 14: Mi familia no aprueba mi modo de atarme los cordones. Les parece infantil. VERDAD
Es una cosa que no comprendo. A mí me enseñaron a atármelos de una manera, y esa es la que sigo aplicando; no concibo que haya que pasar al “modo adulto”. ¡Se trata de atar cordones! ¿Qué puede tener eso de infantil?
- 15: Suelo llevarme el teléfono inalámbrico a la calle, para seguir hablando hasta que se corte. VERDAD
Esta fue otra en la que casi todo el mundo picó. Lo hago cuando llevo bandolera o mochila, y es que si estoy en medio de una conversación interesante, y puedo alargarla hasta el final de mi calle (el alcance de la señal es increíble), ¿por qué cortarla? Ya sé que mi límite está en la tienda de los chinos.
- 16: Hace años me echaron de una iglesia por preguntar algo, y que el cura lo considerara una blasfemia. MENTIRA
Como muchos habéis acertado, en la iglesia no suele haber ruego de preguntas, aunque también podría haberla hecho en alto o tratarse de la catequesis (a la que gracias a Transilmonio jamás fui). No ha ocurrido, porque soy más educado que ellos, a pesar de las barbaridades que digan, y sería una falta de respeto hacia los que hayan acudido a misa.
Eso sí, el día que se me muera alguien muy cercano, y en su funeral el cura de ponga a dar sermones que no vengan a cuento (
aquí la explicación), no tendré problema en subir al “estrado” a pedirle que tenga un mínimo de vergüenza.
- 17: Una vez afilé un lápiz y se lo clavé en el ojo a una vecina, por zorra. VERDAD
Me gusta que hayáis pensado que no. Eso es que me consideráis una buena persona... pero todos tenemos un pasado (del que por cierto me arrepiento, que conste).
Mi
vecina era una mimada tocapelotas. Era amiga de mi hermana, y sus padres y los nuestros se llevaban muy bien, así que solíamos pasar mucho tiempo en su casa. Una tarde recuerdo que fue excesivamente déspota hacia mí. Repartió los tiempos de jugar a la consola de una forma MUY desigual (ella hasta que le dolieran los pulgares, mi hermana unos minutos y yo nada), del mismo modo en que se metió una bolsa de golosinas en la boca como si no hubiera un mañana, y a mí me dejó una puta mierda. Pasó algo más que me infló los huevos, así que me fui a la mesa, afilé un lápiz, y la llamé con una voz dulce.
Se agachó para atenderme y se lo clavé con rabia. Por zorra.
- 18: Los huevos fritos con sal me parecen una asquerosidad; yo me los como con azúcar.
VERDAD
Es costumbre familiar, y no conozco a nadie más que lo haga. ¡Y no lo entiendo! El contraste dulce-salado es buenísimo. :D
- 19: Me gustaría tener al menos un hijo antes de los 40, que luego uno no tiene la misma energía pa seguirles el ritmo. MENTIRA
Pues va a ser que no. Una cosa son los mimos hacia mi primo pequeño, y otra que me atraiga la idea de tener uno propio. No entra en mis planes a largo plazo, y aunque no se pueda decir “de este agua no beberé”, hoy por hoy sé que no quiero hijos. Eso se lo dejo a mi hermana, para aguatarlos yo sólo de vez en cuando y ser el tío enrollado con el que hablan de sexo. :D
- 20: Celebraré los resultados del meme, posteando una foto mía con alto contenido erótico. VERDAD
¡Pero cuánta desconfianza! Aquí me tenéis con cinco chicas desnudas de moral laxa. Concretamente con
las señoritas de Avignon. Guapas, ¿eh?