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domingo, 25 de mayo de 2008

Bodas, bautizos y comuniones


Los tres eventos religiosos populares a las que todos hemos sido invitados en alguna ocasión son un absurdo social y, en general, una horterada en la que se dejan los cuartos tanto quienes la organizan como los que acuden a las mismas. Creo que hay pocas cosas peores que ser invitados de compromiso a cualquiera de estos actos, no sólo por la dejadez con la que hemos de acudir o por lo tediosos que pueden llegar a ser, sino porque hemos de vestirnos con ropa incómoda e impersonal para fingir que comulgamos con una parafernalia religiosa que, en realidad, ni siquiera siguen quienes protagonizan la celebración.


Y es que a la gente le gusta más un paripé que comer, da igual que no seas católico practicante ni tan siquiera religioso, si no festejas alguno de estos actos ni acudes a los mismos con cierta asiduidad, eres un bicho raro (e incluso un hereje si me apuras).


Yo, tras mucho pensarlo, he llegado a la conclusión de que la gente es gilipollas a este respecto, sé que estoy generalizando, pero es que hay comportamientos que desafían toda lógica y escapan a mi comprensión. Si no crees en Dios y mucho menos en la iglesia, si todo lo que suena a credo te es indiferente, y si para tí la santísima trinidad no es más que el nombre de una avenida, ¿por qué cojones comulgas con toda el cuento religioso? ¿Es que no tienes personalidad, o sencillamente eres imbécil y te gusta gastar dinero por gusto?


Poder celebrar el casamiento por lo civil es un adelanto social fantástico al que parece que la gente no termina de coger el gusto. Hace cuatro años fui a mi primera boda de este tipo y me encantó. Pocos invitados dentro de la sala, apenas 10 minutos de “ceremonia” en la que básicamente se acuerdan los términos del contrato (al fin y al cabo un matrimonio es eso), y con la misma se sale del juzgado y se va al restaurante, donde realmente se lo pasa uno bien, y los novios pueden disfrutar de la compañía de todos los seres queridos con quienes han querido compartir ese día. Fue perfecta.


Existe una idea romántica y cursi, que dicta que tu boda es el día “más importante de tu vida”, y que por tanto debe ser única. Por única se entiende cara, excesiva y exclusiva, ya que celebrar el mutuo amor por tu pareja con tus familiares y amigos, parece no ser lo suficientemente especial ¡Qué va! Para que sea 
especial de verdad debes invitar a un montón de gente que ni siquiera te cae bien, para que puedan ver cómo te las gastas, y que, a diferencia de muchos de ellos, puedes permitirte hacer tu boda como quieras. La imagen social parece ser un motivo más que justificable para gastarte miles de euros en una puta fiesta. Además, siempre me han parecido de lo más machistas: el hombre que pide permiso para llevarse a la mujer, la esposa que es esperada para que cruce el pasillo y poder ser entregada, mientras todos admiran lo guapa que está para él, eso de “puede besar a la novia” (que no al revés)… no sé, no me parece una tradición muy progresista que digamos.



No me malinterpreten, no estoy en contra de las bodas, todo lo contrario, si alguien quiere casarse me parece fantástico y muy bonito, y aunque las parejas de hecho son tan respetables como las legalmente unidas, es cierto que el matrimonio proporciona una serie de ventajas y privilegios burocráticos sobre las primeras. El recientemente aceptado matrimonio homosexual tiene que celebrarse obligatoriamente sin connotaciones religiosas, no sólo porque un cura se prendería fuego antes que cometer lo que a sus ojos sería un sacrilegio, sino porque con la estima que le tiene la iglesia a ese 
colectivo, dudo que los gays y lesbianas hicieran cola para ser casados por un clérigo.

En cualquier caso no se preocupen, que al igual que en los enlaces civiles cada vez se permiten más licencias para que se asemejen en la medida de lo posible a una boda tradicional (hay sitios en los que se intercambian anillos o se dice lo de “puede besar a la novia”), pronto lo hortera y bochornoso llegará también a los enlaces homosexuales.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues yo te voy a invitar a mi boda, pero tranqilo no hace falta que entres a la iglesia que no la voy a celebrar ahi, al aire libre, idea que tengo desde pequeña y me asegurare de que no dure mucho el sermon ya que si quiero que sea con Dios por delante y a dia de hoy que este un cura es la unica manera, tendre que buscar uno que me la haga gratis porque eso de pagarle para que me case como que tampoco lo tengo yo muy claro. Eso si la juerga durara mucho!!!y no hace falta que me regales cosas varias y cara, con 20 ebros canarias me conformare, jejeje. El dia que yo me case es para celebrar que he decidido y quiero pasar el resto de mi vida con una persona, que he tomado ese paso!!!porque luego si te divorcias pero no es lo mismo, ser divorciado que soltero de nuevo.
Mery

peibol dijo...

Si no quieres que sea con Dios de por medio, pero a la vez quieres que haya un cura y que sea al aire libre, lo vas a tener difícil. XD

De todas formas, iré encantado sea como sea. Descuida. ;)