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sábado, 28 de mayo de 2011

Spanish Revolution

Cuando estudiaba historia mi periodo favorito era la revolución francesa. Me parecía increíble cómo se había dado, en lo que había desembocado y que fuera algo "tan cercano" en el tiempo, pues si uno lo piensa bien,200 y pico años son una minucia; apenas un par de generaciones. El caso es que hablando sobre el tema hace un tiempo dije que me encantaría que ocurriera algo por el estilo en España, porque viene haciendo falta desde hace mucho. Más que una observación, aquello fue una premonición, pues apenas unos días después saltaba la noticia de las protestas que se iniciaban en Sol.

Haciendo un poco de memoria y resumiendo bastante, en aquella época los franceses estaban hasta la polla; estaban sometidos hasta lo último, eran más pobres que las ratas, les robaban y se reían de ellos en su cara y no había ninguna posibilidad de que aquello cambiara, porque la monarquía, los nobles y el clero eran intocables, y quejarse no esa una opción viable, al menos si no querías acabar mal.

El caso es que poco a poco, y en parte debido a una serie de personajes clave, el pueblo se fue contagiando de nuevas ideas y formas de pensar, que planteaban que un cambio radical era posible. Empezaron a reunirse y planificar estrategias, y el día menos pensado salieron todos a la calle a armarla para exigir derechos. Asaltaron la fortaleza de Bastilla (un lugar clave y un símbolo del poder), y no se anduvieron con chiquitas; o ganaban o ganaban, no había más posibilidades, así que con el rencor acumulado de años, empezaron quemar títulos nobiliarios, cargarse a la gentuza de los altos cargos y clavar sus cabezas en palos a la vista de todos, para que la gente viera quién mandaba ahora. No tenían nada, y por tanto no tenían nada que perder, y el sistema imperante hasta entonces, mediante el cual los ricos despilfarraban sin pudor, quitándole al pueblo hasta el último céntimo, aunque eso supusiera que murieran de hambre, sencillamente era insostenible, y no les daba la gana seguir así. Tras muchos años de lucha acabaron con la monarquía, los impuestos abusivos se redujeron drásticamente, el poder de nobles y clero se redujo significativamente (por no mencionar que muchos huyeron por miedo a ser decapitados), y se produjo la separación entre iglesia y estado. Este cambio revolucionario se extendió a otros países de Europa, pero se le conoce bajo el nombre de “Revolución francesa”, porque fue en Francia donde se originó todo.

Pues bien, ahora se empieza a hablar de la Spanish revolution no sólo en el continente, sino también en otros países del mundo, que se han contagiado y animado a exigir un cambio social y político a varios niveles. Una amiga me decía que le parecía bonito, pero que “total, no iba a servir de nada”, pero no estoy de acuerdo; aunque tuviera razón no podría estarlo. Considero que NUNCA se puede llegar a aceptar la inevitabilidad de mejora y resignarse a lo que hay, porque todo lo bueno que se ha conseguido a lo largo de la historia ha sido precisamente porque un grupo de personas empezó a plantearse que una mejora era posible, y lucharon con uñas y dientes para conseguirlo. Jamás puede desaparecer el espíritu crítico y las ganas de mejorar las cosas, y en su lugar agachar las orejas y aceptar el amargo destino. Si algo "bueno" ha tenido la crisis es que mucha gente ya no tiene nada que perder, pero sí mucho que ganar. Como se leía en una genial pancarta: “Sin trabajo, sin casa, sin futuro… sin miedo”. Pues eso.

Personalmente creo que hemos llegado a un punto en el que habría que empezar a cortar cabezas como los franceses, para ser más efectivos y lograr antes los objetivos, pero esa es una de esas cosas que uno no puede decir en alto sin que le llamen radical (Naa... en realidad tampoco es plan). Además si hay algo realmente incomiable de todo esto, es que quitando a cuatro gilipollas aislados, la gente lo está haciendo pero que muy bien, sin convertir aquello en un macrobotellón, limpiando todo lo que ensucian y sin desviarse de la causa. Así no hay posibilidad de que nadie les acuse de vandalismo o encuentren en excusas válidas para arremeter contra ellos, aunque luego ocurran cosas tan lamentables como lo de Barcelona, y a uno le cueste encontrar motivos para no salir con un lanzallamas y pagarles con la misma moneda. Hijos de puta.

Hace poco le preguntaban a uno de los portavoces del movimiento si esto era una revolución. Dijo que aún no, pero que es el comienzo. Ojalá así sea, y dentro de unos años pueda decir que yo viví el inicio de la Spanish Revolution, y vi cómo mi país se levantaba en masa por algo que no fuera un Madrid-Barça.

PD. Llamadme romántico, pero cuando vi la pancarta que decía “Sol es la nueva Bastilla”, se me erizaron los pelos de la nuca.

Vean el vídeo, que está genial y es cortito.


viernes, 20 de mayo de 2011

El/la género/génera neutro/neutra

Hace poco hablé de la incompetente, una profesora más inútil que el codo de un playmobil. Me dejé en el tintero algo que sentía que tenía que constituir un post por sí mismo: La combinación única de ignorancia, complejos y falta de sentido común, que le llevan a hablar de acuerdo a la moda estúpida de lo políticamente correcto… y gramaticalmente incorrecto.

Como ya he expresado alguna vez por aquí, el lenguaje políticamente correcto me toca muchísimo los cojones; me parece propio de gente con miedo a llamar las cosas por su nombre para no evidenciar sus propios prejuicios. Ella es una de esas personas que ve gente “de color” por la calle, asume que las lesbianas no tienen novia o pareja sino “compañera”, y sobre todo y especialmente, fuerza cualquier cosa que dice para intentar colar los dos géneros sin venir a cuento. Es más, cuando se olvida porque le sale natural, rectifica para incorporarlo. Subnormal.

El otro día le mandamos un trabajo en grupo y nos respondió, vía e-mail, que nos había "corregido" términos "sexistas", eliminando el género neutro para incluir a los dos géneros. Nos tocó tanto los cojones que nosotros nos fuimos a la RAE y le reenviamos el anexo sobre el uso del genérico, y las incorrecciones que últimamente la gente lleva a cabo a posta por cogérsela con papel de fumar. Al día siguiente se acercó a nosotros y nos dijo que teníamos razón, que no era incorrecto, pero que ella era feminista, y por eso se veía en la obligación de "luchar desde todos los frentes". No eres feminista, eres gilipollas y una cateta.

Para empezar, si quieres usar los dos géneros indiscriminadamente, tienes que hacerlo siempre o no hacerlo nunca, pero remarcarlo a muerte sólo cuando te acuerdas es incoherente. Eres tan jodidamente absurda que optas decir cosas como "mi padre y mi madre" en lugar de "mis padres" o mencionar a "los hijos e hijas de mis vecinos y mis vecinas", por poner sólo dos ejemplos. ¿Acaso no te das cuenta de lo engorroso que es y el ridículo que estás haciendo?

Llegados a este punto, alguno podría pensar que me estoy pasando, pero para que os hagáis una idea de lo enana mental que es, y lo resentida que está hacia el género masculino, siempre que dice las notas o quiere hablar con nosotros, llama primero a todas las chicas, con quienes se detiene a charlar largo y tendido, y a los chicos nos deja para el final, dedicándonos apenas a unas migajas de su tiempo.

Podría seguir escribiendo sobre el tema, que da para largo, pero mejor les dejo con un artículo épico de Pérez-Reverte, que me hace eyacular masivamente cada vez que lo releo. Se llama “La osadía de la ignorancia”, y dice así:
"Una comisión del parlamento andaluz a la que se encomendó revisar el «lenguaje sexista» de los documentos de allí, se ha dirigido a la Real Academia Española solicitando un informe sobre la corrección de los desdoblamientos tipo «diputados y diputadas, padres y madres, niños y niñas, funcionarios y funcionarias», etcétera. Como suele –recibe cinco mil consultas mensuales de todo el mundo–, la RAE respondió puntualizando que tales piruetas lingüísticas son innecesarias; y que, pese al deseo de ciertos colectivos de presentar la lengua como rehén histórico del machismo social, el uso genérico del masculino gramatical tiene que ver con el criterio básico de cualquier lengua: economía y simplificación. O sea, obtener la máxima comunicación con el menor esfuerzo posible, no diciendo con cuatro palabras lo que puede resumirse en dos. Ésa es la razón de que, en los sustantivos que designan seres animados, el uso masculino designe también a todos los individuos de la especie, sin distinción de sexos. Si decimos los hombres prehistóricos se vestían con pieles de animales o en mi barrio hay muchos gatos, de las referencias no quedan excluidas, obviamente, ni las mujeres prehistóricas ni las gatas.

Aún se detalló más en la respuesta de la RAE: que precisamente la oposición de sexos, cuando se utiliza, permite destacar diferencias concretas. Usarla de forma indiscriminada, como proponen las feministas radicales, quitaría sentido a esa variante cuando de verdad hace falta. Por ejemplo, para dejar claro que la proporción de alumnos y alumnas se ha invertido, o que en una actividad deportiva deben participar por igual los alumnos y las alumnas. La pérdida de tales matices por causa de factores sociopolíticos y no lingüísticos, y el empleo de circunloquios y sustituciones inadecuadas, resulta empobrecedor, artificioso y ridículo: diputados y diputadas electos y electas en vez de diputados electos, o llevaré a los niños y niñas al colegio o llevaré a nuestra descendencia al colegio en vez de llevaré a los putos niños al colegio. Por ejemplo.

Pero todo eso, que es razonable y figura en la respuesta de la Real Academia, no coincide con los deseos e intenciones de la directora del Instituto Andaluz de la Mujer, doña Soledad Ruiz. Al conocer el informe, la señora Ruiz se quejó amarga y públicamente. Lo que hace la RAE, dijo, es «invisibilizar a las mujeres, en un lenguaje tan rico como el español, que tiene masculino y femenino». Luego no se fumó un puro, supongo, porque lo de fumar no es políticamente correcto. Pero da igual. Aparte de subrayar la simpleza del argumento, y también la osada creación, por cuenta y riesgo de la señora Ruiz, del verbo «invisibilizar» –la estupidez aliada con la ignorancia tienen huevos para todo, y valga la metáfora machista–, creo que la cosa merece una puntualización. O varias.

Alguien debería decirles a ciertas feministas contumaces, incluso a las que hay en el Gobierno de la Nación o en la Junta de Andalucía, que están mal acostumbradas. La Real Academia no es una institución improvisada en dos días, que necesite los votos de las minorías y la demagogia fácil para aguantar una legislatura. La RAE tampoco es La Moncloa, donde bastan unos chillidos histéricos en el momento oportuno para que el presidente del Gobierno y el ministro de Justicia cambien, en alarde de demagogia oportunista, el título de una ley de violencia contra la mujer o de violencia doméstica por esa idiotez de violencia de género sin que se les caiga la cara de vergüenza. La lengua española, desde Homero, Séneca o Ben Cuzmán hasta Cela y Delibes, pasando por Berceo, Cervantes, Quevedo o Valle Inclán, no es algo que se improvise o se cambie en cuatro años, sino un largo proceso cultural cuajado durante siglos, donde ningún imbécil analfabeto –o analfabeta– tiene nada que decir al hilo de intereses políticos coyunturales. La RAE, concertada con otras veintiuna academias hermanas, es una institución independiente, nobilísima y respetada en todo el mundo: gestiona y mantiene viva, eficaz y común, una lengua extraordinaria, culta, hablada por cuatrocientos millones de personas. Esa tarea dura ya casi trescientos años, y nunca estuvo sometida a la estrategia política del capullo de turno; ni siquiera durante el franquismo, cuando los académicos se negaron a privar de sus sillones a los compañeros republicanos en el exilio. Así que por una vez, sin que sirva de precedente, permitan que este artículo lo firme hoy Arturo Pérez-Reverte. De la Real Academia Española."

sábado, 14 de mayo de 2011

Cena surrealista

Anoche fui a una cena de cumpleaños. En principio no me apetecía demasiado, pues aunque conocía al protagonista, no puedo decir que tenga mucha confianza con él, y no tenía ni idea de quiénes eran la mitad de los invitados, que además no dominaban del todo el español. La cosa es que en principio íbamos a ir bastantes conocidos del mismo grupo, pero cuando llegó el momento de la verdad la mayoría se rajó, con la consecuencia de que la aportación simbólica para el regalo común, pasó de simbólica a aportación con mayúsculas. Aún así no me arrepiento, porque no tuvo desperdicio.

Para empezar nunca había ido a un restaurante hindú y me encantó, y eso que no pude pedir todo lo que habría querido porque la mitad de la gente se puso tocapelotas era vegana. El problema era que el personal del local no debía tener muy interiorizada la cultura española, la cual establece que cuando un grupo de personas está comiendo en un establecimiento, los camareros no se acercan a interrumpir conversaciones para preguntar de qué estaban hablando, alegando que sólo habían entendido la mitad y les parecía interesante (verídico). Por eso tampoco vieron raro plantificarse al lado de nosotros muy risueños, grabarnos con el móvil mientras entregábamos los regalos, o sentarse directamente a charlar. Resulta que la madre del chico del cumpleaños y el dueño se conocían, o eso entendí yo, y por eso se tomaba esas confianzas. Además, se veía que lo hacían con la mejor intención del mundo y con una sonrisa de oreja a oreja, pero aún así… ¿cómo decirlo? ¡Que se larguen, joder!

Hubo juegos de interacción propuestos por la novia del homejado, que estudia animación sociocultural, y que nos hizo hacer cosas como sentarnos unos encima de otros, hacer imitaciones, o ir rotando de sitio para dar o recibir masajes. Todo eso mientras llevábamos puestos los gorritos de cumpleaños que nos dieron al llegar, y que no nos quitamos hasta que nos fuimos.
Ayudados de una escoba que sujetaba en alto una bolsa de papel, montamos una improvisada piñata por fuera del restaurante, a la que el cumpleañero daba golpes a ciegas con un palo de fregona, hasta que se rompió descubriendo su contenido: velas e incienso para todo el mundo. Todo frente a un inmenso ventanal a la vista de los comensales de las demás mesas.


Y por si todo esto fuera poco, un par de sitios más allá de donde estaba yo, había un chico de 21 años que estaba estudiando teología. Nos contó que eran 6 años, que entre los dos primeros cursos sólo había 7 personas, que debía irse pronto porque si no le cerraban el convento, y que su objetivo era convertirse en cura (con todo lo que eso implica). El chico tenía bastante pluma, lo cual no casa muy bien con querer dedicar su vida a una institución que condena duramente la homosexualidad. Él, sin embargo, parecía encantado de la vida y orgulloso de su condena perpetua decisión. De todo hay en la viña del señor…

Hasta ayer creía que la de Bitelchus era la cena más surrealista a la que uno podría asistir. ¡Qué equivocado estaba!

Fauna académica: La incompetente

A principios de enero una de mis profesoras cogió la baja por maternidad. Como estamos en el país que estamos, tardaron 6 semanas en mandarnos a una sustituta, y porque fuimos a la consejería a meter presión, que si no todavía estaríamos esperando. En mi clase todos andábamos inquietos con el tema, pues si bien una de las asignaturas que nos daba no presentaba muchos problemas (es puramente teórica), la otra es más de carácter práctico, y no avanzar en la misma tendría consecuencias nefastas para el siguiente curso. La profesora que se fue es muy querida y muy buena en lo que hace, e imaginábamos que quien la sustituyese quizás no estaría a la altura, pero que al menos siempre sería mejor que no tener a nadie. Craso error. Es la tía más incompetente que he visto en mi vida. Con mucha diferencia.

Para empezar no tiene ni puta idea de lo que “enseña”, hasta el punto de que le preguntes lo que le preguntes, lo apunta todo para consultárselo a alguien, o se va por peteneras. Es tan inútil que cuando le planteas una duda, dándole a entender que crees que la respuesta es positiva, te da la razón, pero si a continuación le explicas por qué la respuesta también puede ser negativa, también te la da. En serio, es la mierda.

Desde que llegó se ha rascado el potorro a dos manos, porque pierde la mitad de cada hora en planificar todas las cosas que vamos a hacer, pero que nunca hacemos; todos los días hablamos de lo que haremos en los días siguientes pero al final nunca hacemos nada. Parece imposible, pero es una habilidad que tiene. Es de esas personas que hablan y hablan sin que en realidad estén diciendo nada.
Nos intenta hacer partícipes de sus clases, vendiéndonos que somos nosotros quienes servimos de guía sobre cómo afrontar los contenidos de la materia. En teoría, ella “no cree en la metodología tradicional de las clases, sino en una metodología más activa en la que el alumno se implique”. En la práctica eso quiere decir que no ha dado una puta clase desde que llegó, y ya hace un par de meses, porque delega en nosotros el trabajo por el que le pagan. Eso no tendría por qué suponer un problema tan grave, si no fuera porque nos tupe a trabajos sin darnos una base sobre los que fundamentarlos, ni ningún tipo de indicación.

Es tanto el morro que tiene, que llegamos a escuchar, extraoficialmente, que estaba cansada de que insistiéramos en que queríamos que nos diera clase, “¿es que no se dan cuenta de que no tengo ganas?” (absolutamente verídico). Mientras los demás profesores andan estresados corrigiendo trabajos en las fechas clave, ella nos cuenta que se ha pasado el fin de semana en la playa. Con dos cojones.


Para que os hagáis una idea de lo vaga que es, hay trabajos que le hemos dado en enero y que aún no ha corregido. Y ni somos tantos en clase, ni tiene otros alumnos. De verdad, no sé cómo se puede ser tan sumamente incompetente. Pierde exámenes, se inventa historias para disimular lo absolutamente nula que es, y encima va de colega y lo disfraza todo de “metodología alternativa”. Diría eso de “anda y que le follen”, pero es que encima es fea, tiene bigote, no se cambia nunca de ropa y se tira pedos. ¡Asquerosa!

-¿Por qué no os quejáis y así la largan con su puta madre? – diréis todos

Pues porque cambiar de profesor a estas alturas del curso es un suicidio, porque nos quedaríamos sin nadie que nos evaluara los últimos exámenes, y porque además es íntima del otro que corta el bacalao allí. Ya hemos dado toques de atención pero estamos vendidos.

Podría seguir desahogándome, pero por hoy me he quedado a gusto. Al menos hasta que mañana vuelva a tener clase con ella y me pregunté cómo puede haber paro entre los docentes, y que una tía tan nefasta lleve tantos años trabajando.


ACTUALIZACIÓN: Vuelvo a publicar esta entrada después de que blogger se colgara y me la borrara. Los comentarios que me habían llegado no están, pero los he transcrito y contestado.

sábado, 7 de mayo de 2011

¿Me arranco los oídos o la nariz?

Ayer me enfrenté a un terrible dilema. Me subí en la guagua y había dos sitios libres: el primero estaba casi al principio, y era junto a un mendigo que apestaba a meado (¡a rasgarse las vestiduras todo el mundo!), que fue el que descarté. El otro estaba al final, junto a una chica que miraba por la ventana, y al lado de una pareja de neandertales de extrarradio, que reían como descerebrados, mientras sujetaban los móviles en alto para castigarnos a los demás con su "música". En un móvil sonaba reguetón-cumbia mezclado con alguna bazofia de la peor clase; no lo sabría definir bien, pero era una de esas aberraciones que te hacen pensar en meterte un taladro por la oreja para dejar de oir para siempre. En el otro sonaba una horterada remezclada con hardcore.

Todos sabemos que la gentuza, lejos de sentirse avergonzada no ya por su deficiente gusto musical, sino por atormentar a los demás en lugares públicos, comparten sus canciones con orgullo para echarle un pulso a los pasajeros, que como tienen mucha más clase y educación, pasan de ellos como de comer mierda a cucharadas. Lo curioso es que cada uno, como digo, tenía puesta una cosa totalmente distinta, y si a eso le sumamos que había interferencias, lo único que se oía era una aberrante jaula de grillos. Si ni siquiera ellos estaban disfrutando de la música, ¿qué sentido tenía ponerla en alto?
Tratar de comprender el mecanismo cerebral de la escoria se convierte una tarea realmente extenuante, porque no puedes aplicar ningún tipo de lógica al por qué de sus acciones.

El caso es que no duré ni 5 segundos sentado ahí, hasta que decidí que prefería aguantar el mal olor que las ganas de volarme la cabeza… y volársela a ellos.

¿Y vosotros, qué habrías elegido? ¿Olor intenso a meado o insufrible fusión de ruido choni?

martes, 3 de mayo de 2011

Autoboicot

Últimamente estoy hecho una mierda, físicamente hablando. Hace meses que no piso un gimnasio, y los nuevos estudios no me dejan tiempo para actividades que impliquen demasiado movimiento; mis ratos de ocio son básicamente frente al ordenador o en cafeterías... y eso no ayuda a que la cosa cambie. Por eso decidí apuntarme en el gimnasio de al lado de mi casa, pues aún saliéndome gratis el otro al que iba, me resulta exactamente lo mismo pagar la mensualidad aquí, que coger la guagua para ir al de siempre en la otra punta de la ciudad. Además, quiero pensar que si pago de mi bolsillo me sentiré en la obligación moral de ir, y no hacerlo estando tan cerca es para matarme.

Ayer fui para preguntar un par de cosas, y salí de allí con la satisfacción de saber que hoy empezaría de nuevo con la vida deportiva, que al principio sería duro pero que merecería la pena. Me acosté lleno de energía y sintiéndome mejor persona.
Hoy me he levantado con unas agujetas brutales en TODO el cuerpo. Es la primera vez que tengo agujetas antes de hacer deporte. Creo que mi cuerpo intenta sabotearme.

¿Qué hará entonces cuando empiece de verdad a hacer ejercicio? ¿Provocar que me tropiece y caiga delante de todo el mundo? ¿Quitarme fuerza para hacerme quedar mal o lesionarme? Tengo miedo de mí mismo…

lunes, 2 de mayo de 2011

Fotos canarionas

Los días en Las Palmas estuve tan vago que casi no hice fotos; únicamente saqué la cámara ante aquello que merecía la pena, como el cartel de esta cafetería, en la que el dueño pensó que el mejor reclamo visual era ponerse a él mismo como imagen. ¿No les resulta un tanto perturbador?

En serio, miradlo de cerca. ¿Qué cojones es esto? Claro que más raro aún es este disfraz de Chewbacca en una tienda tipo Coronel Tapioca, en la que nos lo venden como el perfecto traje de camuflaje. ¿De camuflaje de qué? Me acojona más encontrarme con alguien así y pensar que es el monstruo del pantano, que no a cualquiera con cuchillos y pistolas.

Las tiendas de chinos son todo un universo por descubrir... y más que podrían serlo si no te estuvieran vigilado todo el rato. Les presento a las muñecas que van a arrasar las próximas navidades:

- Barbie estrábica - Y Barbie Tori Spelling:
Es de noche y estás en casa en un día festivo; ya lo has visto todo el internet, sólo dan películas religiosas y tampoco hay ganas de bajarse nada porque es tarde y tienes sueño. Tu amiga se aburre, te impone propone algo y tú aceptas. Prepárense para una visión sumamamente erótica de mí:


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(Es una mascarilla, no vitíligo)


Y como fin de fiesta, las tartas metalizadas. No sé si me dan hambre, grima, o ganas de exponerlas en el salón.

Y con esto y un bizcocho, volverán las entradas de verdad.