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sábado, 30 de abril de 2011

Crónicas Canarionas

Como ya dije hace un par de post, menos de un día después de volver de Valencia estaba en un ferry rumbo a Las Palmas. Ese barco es lo más grande que se ha inventado para viajar, porque no podría ser más cómodo. Tiene bar, buffet-comedor, sala de cine, sala de descanso, mesitas con sillas acolchadas, terraza con tumbonas para coger sol al aire libre, y hasta una tiendita para comprar revistas y chuminadas; me subo en una capital y me deja en la otra, y todo por 8 euros. En serio, ese barco es Dios.

Al llegar hice lo que manda la traidición; deshacer la maleta, darle los regalos de cumpleaños a Sar@ (aprovecho para hacer publicidad de su tumbrl), e irnos a cenar a una pizzería que además de tener pizzas muy raras (y buenísimas), es muy atractiva visualmente; tiene la estética de las cafeterías americanas de los años 50, y las paredes están forradas de referencias a películas e iconos de la época. De un tiempo a aquí se han permitido ciertas licencias, de modo que junto a Marilyn, Elvis o James Dean, ahora coexisten los Beatles o Michael Jackson.


A partir de ahí la tónica máxima ha sido descansar, y es que ese es el puntazo de ir a Las Palmas; como la fase de descubrir la ciudad la tengo más que superada, no tenemos ningún problema en despertarnos tarde, dormir la siesta o perder el tiempo en cafeterías o centros comerciales, y es que esa es otra; esa ciudad despierta mi consumismo por el elevado número de tiendas outlet que tiene, pero mira, que me quiten lo bailado, que me lo merezco. ¡Hombre ya!

Además, no se me ocurre mejor forma de pasar la semana santa que vagueando en casa en buena compañía, y más si la alternativa es salir a unas calles desiertas o, lo que es peor, plagadas de subnormales, y es que díganme ustedes qué otro nombre le pondrían a quienes deciden, voluntariamente, salir encapuchados, descalzos, con los pies atados y la espalda desnuda, dándose latigazos a la espalda para contentar a su amiguito mágico de las nubes (el mismo que no les ha pedido que hagan ninguna imbecilidad del estilo). Es curioso cómo si nosotros hacemos una barbaridad así, o lloramos porque la lluvia impide que paseemos la estatua de una mujer infiel, lo llamamos tradición, pero si vemos el equivalente en alguien con barba y turbante, se trata de un radical sin civilizar...
Yo por mi parte celebré el viernes santo comiendo carne y "comiendo carne", que de alguna forma hay que contrarrestar tanto beatismo borrego.


Ahora que he vuelto a mi isla voy a tener que someterme a una depuración a conciencia, porque el cuerpo me está mandando mensajes (el primero en forma de chicha incipiente) de que llevar tantos días comiendo mierda no puede ser bueno. Y todo mientras me reincorporo a la férrea dinámica de los nuevos estudios. Todo lo bueno se acaba, pero esta semana santa me ha sabido a gloria bendita, y eso no me lo quita nadie.

jueves, 28 de abril de 2011

Fotos Valencianas

Siempre que hago fotos en los viajes me pasa lo mismo; dejo de lado los lugares y elementos turísticos típicos, para centrarme más en pintadas, esculturas, carteles raros, y fachadas curiosas o cosas raras. También hago fotos de lo demás, está claro, pero no me llama tanto la atención, en parte porque sé que las postales y las fotos de internet siempre van a estar disponibles. Esta vez no fue menos. Ahí va mi selección de Valencia que no sale en las guías turísticas.

martes, 26 de abril de 2011

Crónicas Valencianas

Después de que hace dos años tuviera LA semana santa de mi vida (el viajazo a Nueva York), no había vuelto a volar fuera de Canarias, así que tenía unas ganas inmensas de volver a coger un avión. Con el Zorro instalado en Valencia, sabía que si no le hacía una visita ahora, no lo iba a hacer hasta el verano, porque el vuelo de Ryanair es solamente de Viernes a Martes, y durante el curso no iba a poder fugarme tantos días de clase.

Nada más llegar a Piso franco, ahora casa del Zorro, tuve que ponerme a acabar un trabajo que debía mandar antes de la noche a una profesora, y es que en los nuevos estudios no entienden que las vacaciones puedan ser empleadas en descansar, sino que más bien suponen un periodo perfecto para encargar trabajos sin la presión de ir a clase todos los días. Me mandaron otras dos cosas que no hice hasta el domingo por la tarde lunes por la mañana, porque no me salía de los huevos emplear mis vacaciones en eso.

El caso es entre que llegué cansado por no haber dormido (el vuelo era de madrugada), y que estuve bastante tiempo haciendo el puto trabajo, fui un zombi lo que quedó de día, que fue un ratito a la noche en que fuimos con unos amigos de H@n a ver una peli y tomar algo. Deben haber pensado que era asperger.

Los días siguiente empezarían con una vuelta turística por el centro, para volver a casa a comer (que la vida está muy mal), descansar, y seguir paseando a la tarde-noche. La primera parada obligatoria fue la FNAC, pues aquí no existe y es lo primero que intento localizar cuando voy a una ciudad peninsular. Entramos, me babé de envidia, arrasé, y sobre la marcha seguimos con nuestro camino, descubriendo la estación de tren, muy bonita y cinematográfica, y con ese encanto especial que tienen este tipo de lugares; por alguna razón, la estación de guaguas de Tenerife no me resulta tan mística.

El domingo fue un día histórico, pues conocimos a... ¡JuanRa Diablo! Fue bastante surrealista, casi tanto como mi primera quedada blogger, en la que estando sentado con Cattz, H@n y el Zorro, no paraba de pensar en lo extraño que resultaba todo aquello, y cómo de no ser por los blogs, un encuentro entre esas 4 personas nunca se habría producido (no escribo más al respecto para no pisarle a JuanRa su genial entrada). Tengo ganas de estar algún día en una quedada blogger con más de cuatro miembros, pues aunque he conocido ya a 9, nunca he estado con más de tres a la vez. Todo se andará.

El caso es que JuanRa, que no borró la sonrisa en todo el día, nos tenía preparada una sorpresita a los tres... y yo se la tenía preparada a él, así que nos fuimos todos contentos con una de esas tonterías que te alegran la mañana. Yo le había llevado un pequeño pitufo diablo, y él a nosotros un muñequito igualmente representativo de nuestro avatar (podéis ver la foto en su blog). Me enamoré de mi "Oveja que da collejas". ¿Vosotros no lo haríais? ¡Si es que este diablo es un encanto!

Los cuatro dimos una vuelta por el caso antiguo; vimos la zona de El Carmen y almorzamos paella, como debe ser, pues como dice H@n, "tú lo que has probado es el arroz amarillo; la paella de verdad está en Valencia".


Al día siguiente tocó vuelta en bici por el antiguo cauce del Turia y el parque de Cabecera, haciéndome sentir envidia de esas grandes ciudades plagadas de zonas verdes y ancho carril-bici, para disfrutar del aire libre y circular sin que me miren mal. Además, es todo increíblemente plano, de modo que puedes recorrer largas distancias sin cansarte; quisiera yo ver a cualquier valenciano enfrentándose a las continuas cuestas pechadas de Tenerife. Esa noche además, tuve la oportunidad de reencontrarme con la valenciana y el polaco de los que hablé aquí, a quienes había conocido hacía 5 años y que no había vuelto a ver desde entonces. Fue genial ponernos al día y charlar animadamente como si el tiempo no hubiera pasado.

El último día fuimos a la Ciudad de las Artes y las ciencias, un lugar en el que te pongas donde te pongas, es imposible que una foto salga mal. ¡Qué preciosidad! No me extraña que los extraterrestres hicieran un corta y pega en su nave nodriza (la explicación aquí).


Al margen de lo bonita que es (que lo es y mucho), creo que una de las cosas que más me impactó de Valencia es lo grande que me resulta, al menos en comparación con Tenerife. Estás a un lado de la calle, quieres cruzar el paso de cebra, y cuando vas a medio camino aún te parece que queda una eternidad para llegar. Seguro que hay diferencias mucho más llamativas y que me han pasado desapercibidas, pero ya habrá tiempo de ir descubriéndolas...

miércoles, 20 de abril de 2011

Porque yo lo valgo

Anoche llegué de Valencia de madrugada, y como siempre que vuelvo de la península, sentí como si viajara atrás en el tiempo por el cambio horario. Me encanta.

Entré por la puerta, solté las cosas y sobre la marcha empecé a preparar la siguiente maleta (al menos mentalmente), pues hoy a mediodía me embarcaré a Las Palmas para ver a Sara. Hacía dos años que no cogía un avión, y después del curro que me estoy metiendo con los nuevos estudios, creo que estas dos escapadas es lo mínimo que me merecía para desconectar. ¿No?

Además, el salto a Las Palmas por semana santa es ya un clásico, y sé que si no iba ahora no lo iba a hacer hasta el verano, por eso de que desde que empecé el curso no tengo fines de semana libres. De hecho, y por si a alguien le quedaban dudas, me han mandado cosas para hacer en las vacaciones, no vaya a ser que nos de por descansar.

Ah, para quienes preguntaban por los exámenes, todo aprobado, incluída la asignatura horrible, complicadísima y que todo el mundo repite o abandona. Es más, hay gente repitiéndola que la suspendió. ¡Bien por mí!

Las notas buenas, con un par de sobresalientes, y eso que aquí no se caracterizan precisamente por ser muy generosos calificando. De hecho, hay una asignatura en la que, junto a un par de personas más, saqué la nota más alta de toda la clase: Un 6. ¬¬ (Sí, a mí también se me quedó esa cara).

A la vuelta contaré qué tal todo por la tierra de las paellas y en la isla de enfrente. ¡Hasta la semana que viene!

jueves, 14 de abril de 2011

Jeroglífico for dummies

¿A que no adivinan qué va a ser de mí en los próximos 5 días?

¡Nos vemos a la vuelta!

domingo, 10 de abril de 2011

Jugando con globos

Hace un par de horas me desperté de lo que iba a ser una inocente siesta a media tarde, y que se acabó convirtiendo en un coma profundo. ¿La razón? Las muchísimas horas de sueño acumuladas a lo largo de esta semana de exámenes, en las que me privaba de dormir todo lo que me gustaría para invertir ese tiempo en estudiar. Ha sido un infierno, pero ya se ha acabado... aunque lo cierto es que en los nuevos estudios la tónica es tupir a trabajos, exposiciones y pruebas permanentemente, así que nunca se deja de tener cierto nivel de estrés.

Ayer viernes, a las 8 de la tarde, acabé el último examen, del que salí zumbado como una maraca. Quedaba media hora de la siguiente clase pero entré igualmente, porque supuse que no haríamos nada especial. Los cojones. Entré y enseguida me pusieron con un grupo elegido por el profesor, para prepararnos una exposición para principios de la semana que viene.
¡Joder! ¡DEJADNOS UN PUTO FIN DE SEMANA LIBRE!

En cualquier caso la pesadilla suprema ha terminado, y justo después de clase nos fuimos a un concierto que estuvo genial. Ahora mismo me siento casi tan bien como los protagonistas de la canción:



Para celebrar el fin del martirio, mañana tengo una chuletada con la gente de clase, y esta mañana desconecté de los apuntes, yendo con una amiga a un curso de globoflexia. He aquí a mis primeras criaturas:



¿Alguien sabe decirme qué son... o al menos qué pretenden ser?
El último es el más ambiguo (yo aún no termino de verlo), pero se puede intuir. Un poco de práctica más, y podré montarme mis propios documentales en stop-motion.