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jueves, 30 de diciembre de 2010

Mi año

2010 ha estado marcado, igual que los últimos años, por la sempiterna crisis; ¿no les parece como si siempre hubiéramos estado inmersos en ella?
Estando en precariedad económica apareció una carísima pulsera milagrosa, ¿y qué hizo la gente? Lanzarse a comprarla sin pararse a razonar; ¿qué importa si no hay para llenar la bolsa de la compra si una pulsera nos promete volvernos más altos, guapos y fuertes? Cuando me enteré de que los vacíos legales ya no bastaban, y por fin les habían puesto un multazo por publicidad fraudulenta, fui instantáneamente feliz. ¡No todo estaba perdido! La realidad es que no sólo la tarifa a pagar fue irrisoria, sino que siguen en el mercado y conquistando más países.
En ese sentido Italia, aún con su imagen de república bananera por la infinita “reelección” de Berlusconi, estuvo más fina, imponiendo una multa 23 veces mayor que la española.
Algo parecido pasó con la SGAE: les pararon los pies a nivel europeo porque se les estaba yendo la pinza con canones sin sentido (¡BIEN!), pero aunque el canon empresarial desaparece, el individual se mantiene. Menos es nada.

Otro fiasco fue el asunto del iPad, no en términos de ventas sino de satisfacción; son pocas las cosas positivas que he escuchado del gadget de Apple llamado a revolucionar la informática, y muchas más las quejas. Claro que para estafa con mayúsculas la de PERDIDOS. ¿Quién coño escribió la sexta temporada y a qué vino ese final ñoño sin respuestas? Nunca creí que pudiera decir algo así, pero no puedo estar más de acuerdo con Hitler (ver vídeo).


Poniéndonos más serios, el mundo siguió hecho una mierda, porque nunca ha dejado de estarlo, y porque además la naturaleza no puso mucho de su parte. Haití está que no levanta cabeza por los terremotos, lo mismo que Chile, país de dónde 33 mineros fueron noticia mundial por quedarse encerrados dos meses en una mina, eclipsando a otros tantos a los que le pasó lo mismo en Nueva Zelanda. ¿Alguien oyó hablar de ellos? No, ¿verdad? ¿Quién quiere saber de mineros muertos si se puede vender detalladamente el rescate de otros con mejor suerte? Tristemente, las noticias no dejan de funcionar como un magazín, y para muestra los informativos de Antena 3.

Eso sí, para “tragedia natural” que nos tocó a todos de cerca, ninguna como la del volcán islandés (país desde que el que hice una llamada sin haberlo pisado), que mantuvo los aeropuertos europeos patas arribas durante semanas. Entre eso, el temporal de frío actual y la huelga el abandono de los controladores españoles, este no ha sido un buen año para planear vacaciones. Al menos así me consuelo por no haber viajado más allá de Las Palmas.
En el terreno político hubo dos cambios de gobierno a destacar: el nuestro… por ser el nuestro, y el de Polonia, que hizo borrón y cuenta nueva por causas de fuerza mayor (vamos, que cuando se mueren de golpe los principales políticos del país no te queda otra). El rescate económico de Grecia e Irlanda contrastó con la reforma laboral y el recorte de sueldos de España. A mí que no me vengan con cinismos, que si la reducción salarial de todos los políticos y altos cargos fuera como mínimo del doble de la impuesta, no haría falta andar tocándole los cojones al pueblo llano, que ese 5% para los mortales es mucho, y los hijos de puta que no saben ni cuánto tienen ni en qué gastarlo, no iban a notar una mierda si se quitaran la mitad. Pero claro, a nadie le gusta tener menos pudiendo tener más. ¿Qué clase de reducción es el 15% en proporción a lo que ganan, y sobre todo en comparación a los sueldos de la gente normal? Nada, eso es lo que es: NADA. Cabrones de mierda.

Claro que no todo fue malo; este año ETA fue desjefada de nuevo, Cataluña se volvió antitaurina, Estados Unidos se marchó de Irak (después de arrasar el país y a la espera de ir a joder a otro lado), se creó la primera célula artificial a la que vez que se cumplieron 10 años de la secuenciación del genoma, y a Sinde le dieron en toda la boca con su ley (vale que ella era último mono de una medida procedente de EEUU, pero me alegro igualmente). La dieta mediterránea fue declarada patrimonio de la humanidad, y a partir de Enero se prohibe fumar en los espacios públicos. ¡HURRA!

Sin duda el protagonista de 2010 fue el señor (¿o debería decir deidad?) Julian Assange, cabeza visible (con dos cojones) de Wikileaks, una web que lleva abriéndonos los ojos con filtraciones desde 2006 (y ninguna falsa hasta la fecha), pero que este año ha cobrado un protagonismo astronómico. Todos intuíamos que tarde o temprano “le suicidarían” o le intentarían endosar algún escándalo que le restara credibilidad. Y así ha sido. Es igual, la maquinaria ya está en marcha y no hay quien la pare. Este hombre sí se merece una canonización y no los mindundis que proponen cada año.

Personalmente ha sido un año más que trascendental, ha sido EL AÑO, y lo que me ha ocurrido ha sido tan determinante, que cuesta creer que haya sido cosa de doce meses. Perdí el contacto temporalmente con una amistad muy muy especial, porque como alguien dijo hace tiempo, "a veces algo tiene que cambiar para que todo siga igual". El tiempo ha pasado y nos ha demostrado que ese cambio ha sido para mejor. A modo de compensación del karma, mientras esa persona no estaba presente en mi vida, entraba otra que acabaría convirtiéndose en mi mejor amigo, y además he encontrado en los nuevos estudios a personas muy interesantes con las que he intensificado mi vida social. Y es que esa es otra: me quité la losa de la carrera, me metí en esto, y estoy que no quepo en mí de contento. Es un cambio que hacía años que necesitaba; ha sido un borrón y cuenta nueva en toda regla. He descubierto un mundo nuevo y fascinante que no deja de sorprenderme, y que sé que seguirá haciéndolo durante años. ¿Qué más se puede pedir?

El blog ha sido el que más ha sufrido mi cambio vital, pues no puedo dedicarle ni la mitad de tiempo que antaño. Aún así este año superé la barrera de los 100 seguidores, y rompí récords al hablar de catalanes, enseñar el culo, debatir sobre el doblaje, opinar sobre los piercings, proponer el juego de verdades y mentiras, y cuando la Julia Roberts canaria contactó conmigo en el blog, y es que no nos engañemos, lo más destacado de la novia de América no fue su contrato millonario por sonreír en un anuncio de café, sino que todos supiéramos que tiene una hermana bastarda que conduce guaguas.



Dicho todo esto, sólo me queda hacer un par de cosas:

1- Lamentarme por una noticia de última hora: el cierre de CNN+ para sustituirlo por un canal 24 horas de Gran Hermano. ¿En qué puto mundo vivimos?


2 - Despedir a los que nos dejaron este año, desde Berlanga y Manuel Alexandre, a Saramago o Marcelino Camacho, al que tuve el honor de conocer hace años.

3 – Cruzar los dedos para que no bajar de la nube en la que estoy ahora, y desearles a todos un felicísimo 2011.
¡Happy new year... and pump it!



miércoles, 22 de diciembre de 2010

¿Vacaciones?

En breve la bloggosfera se inundará de entradas antinavideñas, pero yo no voy a participar, en primer lugar por no ser cansino, y en segundo porque ni siquiera tengo tiempo para pensar en lo que tiene de malo y lo que deja de tener. Nuevamente, y a pesar de haber acabado los exámenes, estoy con el culo en las dos manos, y eso sí que me jode de las navidades, que a pesar de ser casi tres semanas "libres", no me cunden nada de nada. A las 4 comidas “oficiales” tengo que sumarle otras 6 más, y espérate tú que no me surja alguna otra. Una de ellas requiere mucho tiempo, porque implica preparativos y poner de acuerdo a un montón de gente, siendo una amiga y yo quienes tenemos que comernos todo el marrón, porque si esperamos por los demás no sale nada. Podríamos cruzarnos de brazos, es cierto, pero bueno… al final merece la pena, y es que no es que nuestros compañeros de clase sean mala gente, es sólo que son vagos (y sí, he pueso "sólo" con tilde porque aún no asumo la absurdez que propone la RAE).

A eso súmale terminar de comprar regalos, organizar la casa, estudiar y hacer UN HUEVO de tarea, y quedar con la gente, y al final resulta que la semana santa, que es un tercio, me acaba cundiendo mucho más. ¡Me cago en el portal de belén! (como el caganer, mismamente).
Ya hace unos meses dije que no iba a poder seguir el ritmo del blog como antes (las entradas insustanciales como esta son la mejor prueba), y creía que en estas fechas cambiarían las cosas, pero nada más lejos de la realidad. Por eso rescato, en plan cutre, un par de entradas navideñas de años anteriores (y si cuela, cuela):

- ¡Muerte a los trepamuros navideños! (2007)
- Dulce navidad (2008)
- Coming to town (2009)

¡Felices fiestas a todo el mundo!

jueves, 16 de diciembre de 2010

Caer en las redes

Hasta que hace un tiempo escribí sobre los independentistas y se armó una buena, había una entrada líder en comentarios desde hacía casi dos años: mi crítica hacia las redes sociales en general, y hacia ciertos usuarios borregos en particular. Hablaba de que aunque sean una buena herramienta para mantener el contacto con la gente, no me gustaba la falta de privacidad que suponían, porque por mucho que las fotos las vean “sólo tus amigos”, cuando los demás cuelgan fotos tuyas, y tienen agregadas a cientos de personas, al final te acaba viendo todo Dios, y no me hace ni puta gracia. Además, comentaba que no encontraba ningún entretenimiento en ver fotos y más fotos, para comentar polladas y obviedades, y que además la gente perdiera el tiempo en mandar galletitas de la suerte y caramelos virtuales. ¿En qué momento volvimos a tener diez años?

No me gustan las redes sociales por el seguimiento gratuito al que te sometes si participas en ellas (o si los demás te hacen partícipe contra tu voluntad), no me gusta que haya individuos tan sumamente hipócritas como para hacerse los suecos en la vida real, pero luego ser tu super colega en la red; no me gusta que la gente ya no sea capaz de mandarte un correo, hablarte por messenger o coger el teléfono, y que sólo sepan relacionarse vía tuenti/Facebook, y sobre todo, no me gusta el aborregamiento y marujismo extremo de muchos, que les lleva a estar horas y horas enganchados a espiar a los demás y jugar a gilipolleces. Peeeeeero… tras años de dura batalla contra quienes no entendían mi rechazo, me he hecho un Facebook. ¡Chan chan chan!

¡Esperen! ¡No se vayan todavía! ¡Puedo explicarlo! Este año tengo que organizar algo en lo que debo coordinar a mucha gente, y la única forma que tengo de contactar con ellos es vía Facebook. Además, ahí se gestionan muchas cosas de los nuevos estudios de las que siempre me entero tarde, y me vendrá bien para no estar pescando. Tengo un perfil con pseudónimo indescifrable, sin fotos ni datos personales, y en un acto de coherencia, he ido añadiendo sólo a la gente que me interesa para lo que lo quiero, y no hasta al hijo del charcutero, como hace todo el mundo. Aún así, después de tantos años de lucha, me siento sucio… ¿Dónde han quedado mis principios?

Ahora si me disculpan, les dejo, que tengo que ir a ver si hay algo nuevo en el muro...


domingo, 12 de diciembre de 2010

El sexto sentido

Hace unos días mi primo pequeño cumplió 6 años, y como homenaje, me gustaría rescatar algo acontecido el año pasado y que jamás olvidaré: El día que desarrollo su sexto sentido.

Era de noche y estaba mirando cosas en internet; iba a apagar el ordenador cuando llamó mi tío, que sin saludar y muy serio me dijo: “pásame inmediatamente con tu madre”. Entonces sobrevinieron la ansiedad y las prisas; mis padres tardaron menos de cinco minutos en salir de la cama, vestirse, coger las cosas y montarse en el coche para ir al hospital. Mi abuela había sufrido un infarto y las cosas no pintaban bien.

Me quedé en casa tratando de distraerme y ser positivo, para unas horas más tarde recibir la noticia de que no había salido adelante. Tras el shock inicial (¡ni siquiera estaba enferma!), me derrumbé, y pasadas las horas me acabé durmiendo de puro agotamiento. En esas me llamaron para que me quedara con mi primo pequeño, mientras mi madre y mis tíos se encargaban de los trámites propios de un fallecimiento. Por supuesto accedí, y fue entonces cuando mi primo, que entonces tenía 4 años, mostró “algo”, que no sabría si calificar de madurez, empatía o magia. Mi tía lo despertó temprano, y él debió captar que su mirada era triste como nunca antes lo había sido, pues en lugar de remolonear, cogerse una pataleta o hacer gala de su hiperactividad mañanera, se dejó vestir sin decir ni pío, desayunó sin molestar, y se dejó “amarrar” en el coche en silencio. Mi tía llegó, me lo dejó, intercambiamos un par de palabras y se fue. Mi primo, que generalmente no se calla ni debajo del agua, vino a dar conmigo y me preguntó si quería jugar; le dije que hoy no, que quería dormir, y que si quería tumbarse conmigo. En circunstancias normales me habría dado largas y habría insistido hasta que accediera, pero en esa ocasión fue diferente. Me miró a los ojos y sentí como si quien lo hacía fuera otra persona distinta, más madura. Vino conmigo a mi cuarto, se metió en la cama y me abrazó por la espalda. Y así permanecimos varias horas, dormitando y pensando en silencio, hasta que ya muy de mañana, le entró hambre y me pidió el desayuno tímidamente, casi sin querer molestar. Por unas horas, mi primo pequeño se convirtió en adulto.



¡Qué maravilla de versión!

martes, 7 de diciembre de 2010

Espejismo

Tal y como conté el otro día, el viernes por la noche salí a cenar y celebrar el fin de los exámenes. Habían sido muy jodidos, pues en cuatro días habíamos tenido diez (sí, diez exámenes en cuatro días), y como habitualmente nos tienen tupidos a tareas, nadie los llevaba demasiado preparados, yo el primero. Sin embargo, me fui con la impresión de que el último no me había salido muy mal, y que tenía posibilidades de aprobarlo. Puesto que la recuperación es este viernes, la profesora quedó en que le mandáramos mails a partir del domingo preguntando por nuestra nota, y así ella avisarnos con tiempo para que pudiéramos estudiar en caso de suspenso. Yo lo hice y no hubo respuesta. Volví a repetirlo al día siguiente y tampoco, hasta que ya mosqueado, llamé a mis compañeros de clase. Todos tenían su nota menos yo, y es que a la hora de apuntar su correo, donde ella dijo “eme” yo entendí “ene”. Total, que le mandé un mail tardío solicitándole la calificación, explicándole lo sucedido, y comentándole que supuse que si no me había respondido quizás era porque estaba aprobado. Me respondió hace un rato diciéndome que no sólo no lo estaba, sino que “eso me pasaba por darle tantas vueltas a las cosas”. Y yo me pregunto… ¿acaso hubiera sido mejor aceptar que no me quería responder, en lugar de “darle vueltas a las cosas” y darme cuenta de mi error? ¿Soy yo, o esa puya fue totalmente gratuita?

Después de varios días de descanso y recuperación de la vida social, tengo que pasar lo que me queda de puente estudiando, y renunciar a la chuletada que había organizado para mañana. Y todo por menos de una décima. Para suspender así, preferiría haber tenido un dos o un tres, que toca menos la moral.
La profesora en cuestión, en la que más lecturas, trabajos, comentarios críticos, exposiciones y búsquedas de información solicita, todas entregadas a tiempo y muy bien hechas (las cosas como son), y a su vez, se trata de una asignatura a la que no he faltado nunca, donde mi actitud es impecable, y en la que siempre muestro interés y actúo de forma participativa. Pero por lo visto nada de eso importa, y es una mísera porción de décima lo que va a demostrar que merezco aprobar. ¬¬
Tengo tantas ganas de estudiar como de ir a Candy Mountain...


sábado, 4 de diciembre de 2010

Comunicado

A todos los controladores aéreos cansados de llorar las penas en un porsche viejo, y con ganas de exigir (aún) más sueldo para hacerlo en uno nuevo, los mismos que cuentan dentro de su horario lectivo con infinidad de horas no lectivas (aunque maravillosamente pagadas), pero que les parecen insuficientes, y que creen estar por encima del bien y del mal como para paralizar un país y joderle los planes a millones de personas; en definitiva, a aquellos a los que les han puesto en la situación de: "¡o te pones a trabajar, o te vas a cagar en tu puta estampa!", tengo algo que decirles:

¡JÓDANSE POR EGOÍSTAS, CARADURAS Y AVARICIOSOS!

En otro orden de cosas: ¡Ya acabé los exámenes! ¿Y cómo lo celebre? Saliendo del último de ellos a las 7 de la tarde, yéndome a “tomar algo” para distraerme con algunas personas de clase… para acabar volviendo a casa a las 8 de la mañana. Y durmiendo luego hasta las mil para recuperar las horas de sueño perdidas. Sean como sean las notas, se acabó el suplicio. Y menos mal. Una semana más así y me habría inmolado en clase. Ahora estoy en pijama, tonteando en el ordenador, y sin preocuparme por acabar tareas a contrareloj, o tratar de memorizar lo inmemorizable. La vida a veces es maravillosa. Y con Vivaldi más aún.

ACTUALIZACIÓN: Ayer tenía ganas de publicar una pequeña reseña por haber acabado los exámenes. Mientras lo hacía me comentaron lo de los controladores, de lo que no tenía ni idea (es lo que tiene encerrarse a estudiar y perder todo contacto con el mundo). Vamos, que prácticamente me dijeron de qué iba la cosa un minuto antes de darle a publicar la entrada. Quien lo hizo fue alguien juicioso, con mucha mano izquierda y asertividad, y que no suele entrar a matar a no ser que tenga razones; se trata además de alguien que conoce muy muy de cerca los entresijos del funcionamiento de los aeropuertos, así que me quedé con lo que me decía y lo añadí al post para darle un poco más de contenido. No tenía motivos para desconfiar.

Ahora que leo la otra parte, me doy cuenta de que igual que he hecho en el resto de ocasiones en que trato un tema polémico; debería haberme parado a contrastar más, en lugar de quedarme con el blanco o el negro sin deternme en el gris. Supongo que como todos, hice un paralelismo con los pilotos, que todos los años esperan a las fechas de más movimiento para ponerse en huelga y pedir más perras, y la impotencia de ver que hay que pasar por el aro por no poder pasar sin ellos. Por una vez, eso de que todos "se encontraran mal", y en lugar de envainárnosla les dijeran: "déjate de historias, que no cuelan", me sorprendió gratamente, aunque claro está que siempre hay dos versiones de todo. Cabe puntualizar, eso sí, que dentro de los horarios infernales hay que pararse a estudiar matices, porque me consta que les cuentan como horas de trabajo muchas cosas que en realidad no lo son. Un familiar cercano mío trabaja con controladores (aunque él no lo es), y me cuenta lo sobrados que van, conscientes del poder que tienen, hasta el punto de haber escuchado cosas como: "Yo no soy un trabajador, yo soy controlador".

En fin, lo dicho, que eso de postear a lo loco y cuando se ha estado desconectado del mundo tiene sus riesgos, así que por una parte entono el mea culpa, pero por otra, me sigue pareciendo una cerdada hacer eso en el puente de diciembre y en todo el país, sin dejar ni una sola alternativa a quien realmente NECESITARA salir fuera por un asunto de importancia vital. Es como si todos los médicos decidieran cruzarse de brazos, y es que por muy descontento que estés con tu trabajo hay una cosa llamada responsabilidad social, y saltársela es un acto inconcebible de egoísmo atroz. Comprendo que después de haber expuesto todo su poder ya no puedan hacer más daño, y que por tanto la respuesta haya sido: "pa chulos ustedes, chulos nosotros". Veremos cómo evoluciona la cosa, porque tiene pinta de no haber hecho más que empezar...