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martes, 26 de mayo de 2015

Actualización inesperada

¡Hola a todo el mundo!

Bueno… quien dice a todo el mundo, dice más bien a quien aún me tenga en su lista de blogs, como para que le salga el aviso de que ha habido una actualización en El Edificio de las ovejas. Después de tanto tiempo, y tal y como está la bloggosfera en los últimos años (¡maldito seas, facebook!), me sorprendería que se percatara de mi presencia alguien más que los incombustibles. ¡Manifestaos si estáis ahí!

Cerré el blog al comienzo del último curso de los llamados “nuevos estudios”. Y menos mal, porque si no, no sé qué habría sido de mí. Hoy se me ocurrió que sería divertido volver a pasarme por aquí. Bueno, para ser sinceros, me dio un arrebato de nostalgia que me llevó a leer antiguas entradas y comentarios, topándome con uno que me movió algo por dentro y me llevó a escribir este post. Decía así:

"¡¡Un año sin El edificio de las ovejas!!

¿Ni siquiera una entrada conmemorativa? ¿Un repaso a tu año sin blog? ¿Un algo por pequeñito que sea? 

Fdo: 

Peibolistas desanimados."

Mucho ha llovido desde aquel “punto y final”. Casi tres años, que se dice pronto. Y no es poco lo que he vivido desde entonces. He asomado la cabeza alguna vez por el blog de La Exorsister, que también cerró su templo, para sorprendernos siglos después con una actualización como la que estoy haciendo yo ahora. Concretamente, por si a alguien le diera por curiosear, aquí están mis participaciones como redactor invitado.

En el momento de publicar mi última entrada comenzó un curso bastante contrastado. Para empezar la rivalidad entre los dos grandes  bandos de clase se remarcó aún más, haciendo que el clima llegara a ser realmente hostil. Digamos que había tres bandos diferenciados: Por un lado estábamos nosotros, “el lateral” (nos sentábamos en un lateral), por el otro “los repetidores”, que al acudir solamente a un par de clases iban a lo suyo, y por el otro “las zorras” (no podían tener otro nombre). Estas profesaban una animadversión hacia nosotros que nunca llegamos a comprender, y como es lógico despertaban el mismo sentimiento por nuestra parte hacia ellas. Un factor a tener en cuenta es que si bien el año anterior habían sido las reinas del mambo por contar con el favor del profesorado, ese año se cambiaron las tornas con el nuevo personal docente, al que por alguna razón le caímos nosotros especialmente en gracia. Bueno, por alguna razón no. No era difícil ver que nosotros éramos gente normal, simpática y agradable, y ellas unas frustradas que se pasaban el día maquinando para ver cómo meterle el dedo en el ojo al personal, y dejar mal a quien hiciera falta. Lo que vienen siendo unas zorras, vaya.

Esta deferencia del profesorado hacía que se las llevara el diablo (el de verdad, no JuanRa, que todos sabemos que en realidad es un cacho de pan), y que todo se enrareciera cada día más. Llegado el día de la graduación, cada grupo se fue a celebrarlo por su lado, y nadie ha vuelto a tratar con el otro bando. Yo conservo mis amistades de entonces, y supongo que ellas también, pues ya se sabe que “Dios las cría y ellas se juntan”. Sí, sé que todo suena muy a película adolescente de instituto americano, con la capitana de las animadores y sus secuaces intentando hacer bullying a las otras candidatas a reina del baile. Pero era así. Nunca podré entender por qué.

¿Significa eso que fuera todo horrible? En absoluto. Fue un curso genial, porque nosotros no nos hacíamos sangre, lo pasábamos en grande por nuestra cuenta, vivimos experiencias para el recuerdo, nos unimos más, la relación con los profesores era excelente, y si bien el periodo de prácticas para algunas personas fue traumático, para mí fue maravilloso. Me tocó hacerlas junto a la más cercana de mis amistades de clase, que siempre había compartido conmigo la fantasía utópica de que nos tocara juntos. Mi tutora y yo conectamos de forma genial, aprendí un montón, y disfruté como pensé que no lo haría. Aún hoy sonrío al recordarlo.

¿Cuál es la cara B de este final tan de película Disney? Pues que desde entonces no he encontrado trabajo de esto, y ha sido ahora, dos años después de finalizar, cuando me han hecho la primera oferta laboral relacionada. Esperemos que sea el principio de un patrón.

En vista de cómo estaba el mercado laboral, y que no quería quedarme sólo con esa titulación, empecé una nueva carrera a distancia, que podía compatibilizar fácilmente con el trabajo que hasta hace poco estuve desarrollando. Encadenando contratos cortos (que siempre sale más a cuenta que hacer fijo a nadie, ya se sabe), estuve prácticamente desde que acabé los nuevos estudios trabajando en aquella oficina de información turística de la que os hablé aquí, y exceptuando el último mes, en el que la situación se volvió tensa a raíz de una serie de historias que ahora no procede contar, la verdad es que era una gozada. Hablaba con personas locales y guiris, vacilaba con ellos, me llevaba estupendamente con los compañeros de trabajo, y había tan buen clima entre todos que realmente daban ganas de pasar el día allí. Además, en los ratos muertos, una vez que me quedaba por mi cuenta (una cuarta parte de la jornada la pasaba solo) me podía poner a subrayar apuntes. Estaba en la gloria. Lástima el sueldo de mierda y el uniforme infame. No se puede tener todo.

Clases y trabajo aparte, he intentado seguir cultivando mi gran pasión, que es viajar, y como estaba cobrando lo he tenido más fácil para poder ahorrar y ver mundo.
Dentro del archipiélago, además de mi semana de Lanzarote anual, y mis escapadas habituales a Gran Canaria, volví a ir a La Gomera, que hacía siglos que no iba, lo cual es una vergüenza teniendo en cuenta que tengo allí familia, casa y recuerdos de infancia.
Si ampliamos la frontera a terreno nacional, fui a ver a mi prima a Madrid, conocí Sevilla y en breve iré a Málaga. Y de fronteras hacia afuera… ¡Ha sido genial!

¡Roma, Estambul, Praga, Budapest, Londres, Colonia, Bonn, Copenhague, … !

Todo ello en diferentes modalidades: Pasando la semana completa en un buen hotel para visitar la ciudad con calma, de viaje mochilero y albergues con El Zorro, en familia a la vieja usanza, de escapada romántica, o como hice por primera vez en mi vida, y de lo que me siento especialmente orgulloso, viajando por mi cuenta y conociendo a gente del lugar. Ha sido genial, y sin embargo me ha sabido a poco, pues uno se acostumbra enseguida a lo bueno, y ya estoy relamiéndome pensando en los siguientes viajes: un par de días en París que ya tengo apalabrados con alguien, un tour por Viena, Bratislava y Karlovy Vary, una escapada de fin de semana a Berlín a ver a un amigo, otro viaje de mochilero… ¡Qué ganas! 

Durante este lapso de ausencia he pasado de una rutina diaria de clases a tener que aprender a gestionar mi tiempo eficientemente, como para poder llevar al día los mil trabajos mensuales de la universidad (puto plan bolonia); he pasado de acudir a un aula y tener contacto con profesores y compañeros, a sentarme en mi escritorio en pijama para trabajar. He pasado de tener trabajo a tiempo parcial y posteriormente a tiempo completo, a estar actualmente cobrando el paro y viviendo del estado. He dejado atrás los 25 años que tenía cuando cerré el blog para ver con horror los 29 a la vuelta de la esquina. ¡29 ya, joder! 

En definitiva, han pasado muchas cosas en estos tres años, en los que he conocido a gente muy interesante y he hecho amigos internacionales, lo cual ha sido genial para no perder la práctica del inglés. He aprendido mucho, pero no de la universidad precisamente, y he tratado de hacer acopio de experiencias, porque al final de eso es de lo que se trata la vida, más allá de la acumulación de títulos, trabajo y dinero. Una de mis frases favoritas de Mafalda es que “lo urgente no deja tiempo para la importante”. Creo que todos podemos sentirnos identificados con ella, cuando hemos tenido esa necesidad de parar el mundo, de desvincularnos por un momento del frenesí diario, las obligaciones, los compromisos y presiones de todo tipo, para poder llevar a cabo esa idea o vivencia que siempre hemos tenido en mente, y conectar de nuevo con alguna persona o con nosotros mismos. En definitiva, disfrutar de lo que de verdad te hace feliz, sin sentir que es una banalidad a posponer “con todo lo que hay que hacer”.
La idealizada época de los veintilargos es para muchos de los de mi generación un quebradero de cabeza, en el que hemos de lidiar con la realidad laboral, las malas elecciones académicas y personales del pasado, y la incertidumbre de  un futuro que no pinta nada halagüeño, pero en el que hay que hacerse hueco de un modo u otro, tratando de no contagiarse del derrotismo generalizado, algo harto complicado.

Honestamente, no sé qué será de mí en un futuro a medio plazo. Más allá de acabar la carrera, buscar trabajo de ello, y seguir luchando por trabajar al menos un tiempo de algo relacionado con aquellos “nuevos estudios”, para sentir que no tiré esos años a la basura; me planteo muchas posibilidades, y a la vez ninguna en firme. Desde distintas ideas de negocio, a desarrollar proyectos por cuenta ajena, mudarme a la península o al extranjero a probar suerte, o dar un braguetazo y dejarme de preocupaciones. Eso sin duda, sería lo más práctico.

Lo único que sé hoy por hoy es que aunque todo pinte de pena hay que tirar para adelante. Quizás una de esas aficiones a cultivar para desconectar de las obligaciones sea retomar el blog, o por lo menos la escritura. Quizás lo sea empezar un proyecto nuevo, aunque relacionado. O quizás siga intentando estar lo más retirado posible del mundo cibernético, porque es como el chocolate negro, y de igual forma que no puedo comerme “solo” una onza de una tableta, no puedo conectarme “solo” media horita a internet.
Ya lo decía la madre de Forrest Gump al hacer la analogía entre la vida y la caja de bombones: nunca sabes lo que te puede tocar (¿veis cómo no puedo dejar de pensar en el chocolate?) A mí, por el momento, me toca darle al botón de publicar y ver si hay alguien que siga al otro lado. Más allá de eso y de mis planes más inmediatos, no puedo tener muchas más pistas de lo que va a ser de mí. Pero será interesante ir averiguándolo, ¿no?

¡Un abrazo!



PD. Voy a hacerme un poco de autobombo, que para eso estoy en mi blog: por si alguien ahí fuera tiene instagram y quiere echar un ojo a mi cuenta, soy elperenquenazul

lunes, 3 de septiembre de 2012

Punto y final. ¡Hasta siempre!


Se cumplen 5 años desde que comencé en la bloggosfera, y me veo obligado a hacer una retrospectiva de lo que ha sido este lustro con mi pedacito en la red de redes.

Empecé en el ya lejano 2007, un año trascendental por todos los cambios que supuso en mi vida. En aquel entonces posteaba entradas profundo-reflexivas (deprimentes, vaya), y solía analizar aspectos de la tele y el cine; relataba mis vivencias las veces que me quedaba solo en casa, enaltecía mis recuerdos infantiles, e iba atreviéndome poco a poco con temas de crítica social, algo que luego se convertiría en mi sello personal (y si hablamos de la iglesia, o el borreguismo social, más todavía).

En estos 5 años habéis asistido conmigo a varios acontecimientos memorables, como los cumpleaños sorpresa o las veces que me la han armado por ser ciclista; habéis vivido mis tres encuentros con Julia Roberts, y mis tres encontronazos con los testigos de Jehová, mientras os contaba lo que ocurría en mi entorno o las ocurrencias de mi primo pequeño. Os he ido presentando a mis seres queridos y odiados, os he hecho partícipes de mis viajes y alegrías, del mismo modo que he compartido las pérdidas que más me han dolido, llegando a publicar cosas como esta, que de no poder contar con la seguridad que da el anónimato, seguramente jamás habría expresado. 
He conocido en directo a unos cuantos bloggers, llegando a entablar una amistad real con un par de ellos, y he recibido incontables muestras de afecto y apoyo, tanto en forma de premios (19), como en los comentarios, que son todo un mundo. Uno se lleva sorpresas de lo más agradables al leer y contestar comentarios; el colegueo empático con personas a las que ni siquiera has visto es una sensación tan extraña como reconfortante, y es algo que echaré de menos, porque… “El edificio de las ovejas” cierra sus puertas (aunque las deja entreabiertas para quien quiera entrar a curiosear y participar). 
Creo que tras muchos meses de agonía, con posts poco elaborados y cada vez más espaciados, este blog merece un final digno; ¿por qué dejarlo morir lentamente si con una eutanasia a tiempo aún puede quedar un buen recuerdo? Es por eso que últimamente me he puesto las pilas con escritos pendientes y siendo más prolífico; ya que me iba a ir, por lo menos hacerlo por la puerta grande.

Mis circunstancias han cambiado muchísimo en este lustro; empecé con 20 tiernos añitos y en breve cumplo 26, y en esos cambios también está incluido que ya no sienta ese impulso de transformar mis anécdotas y pensamientos en entradas, que crea que me repito, o que ya no tenga tanto tiempo para dedicarle a esta bitácora. Y no nos engañemos, ver que cada vez se pasa menos gente a participar, tampoco anima demasiado a seguir.
Aunque mi experiencia como blogger ha sido maravillosa, considero que mi momento ha terminado, así que le cedo el testigo a bloggers cercanos como La Exorsister, JuanRa, El Zorrocloco o Sara. Quizás aparezca por sus blogs como invitado o por referencias. Quizás vuelva en unos meses aquí mismo por todo lo alto y me coma mis palabras, o puede que tras un largo descanso empiece de cero con una nueva página. Todo es posible. Uno nunca puede saber lo que le depara el futuro, pero a día de hoy, tras 430 entradas, 6.256 comentarios, y mucha meditación para tomar una decisión que me entristece pero me parece lo más coherente, os mando un inmenso abrazo de despedida.

Muchisimas gracias a todos por haberme acompañado estos años.      ¡Hasta siempre!




                                                                                                                Peibol



lunes, 27 de agosto de 2012

Minientradas veraniegas (2)

- El otro día fui a cambiar unos pendientes que me habían vendido rotos por otros iguales. A pesar de insistir, no me dejaron hacerlo porque "los pendientes no se pueden cambiar". En vista de que habérmelos vendido defectuosos no lo consideraban motivo suficiente para entrar en razón, cogí los nuevos, dejé los viejos, y me fui de la tienda como Pedro por su casa. Me encantan estos pequeños actos de justicia ciudadana.

- Hace un tiempo escuché a una pija decir lo siguiente:
 "Yo no sé cómo la gente vulgar y trabajadora puede ir a comprar a El Corte Inglés".
Si es que... a quién se le ocurre ser vulgar y currar, pudiendo tener un marido rico y no dar un parlo al agua...

- El primer día que me quedé sólo en el trabajo, descubrí dos cosas que me hicieron darme cuenta de que la "por si acaso" es más inútil de lo que yo pensaba: El pasillo que tanto miedo le da, y por el que me preguntaba si tenía algo en contra de la oscuridad, tiene un enorme interruptor a la entrada; un año trabajando allí y yo lo descubro el primer día. Quizás no enciende el interruptor por el mismo motivo por el que me hace comprobar todos los baños a ver si los grifos se han quedado abiertos (a pesar de ser automáticos): "por si acaso".

- Ayer se murió un viejo amigo de mi tía que estaba en estado terminal. En las semanas anteriores, la familia acordó que en lugar de un funeral coñazo con música sacra, harían algo más acorde con la personalidad libre, bohemia y fiestera del difunto: una batucada desde el tanatorio hasta el cementerio, tocada por sus amigos. ¡Sí señor!

- En una tarde en la que hacía demasiado calor como para salir a la calle, tuve la paciencia de empezar a contestar todos los viejos comentarios no respondidos, por si alguien se quedó con la espinita clavada. Aún me quedan unos cuantos, pero en breve acabaré con todos.

- La escapada anual a Lanzarote fue genial. No voy a aburriros con fotos para poner los dientes largos; para eso podéis clicar en este enlace. Únicamente cuelgo unos segundos de vídeo, para poder decir con pruebas gráficas que navegar al atardecer es increíble...


- El último día del viaje estaba buceando y me asusté al ver unos enormes rejos oscuros moviéndose delante de mis ojos. Creo que ya es hora de cortarme el flequillo. ¬¬

- El otro día pude presenciar una de esas escenas que me hacen pensar en la eugenesia: Una niña chillaba en la sala de espera de un hospital, y tres veces le dieron un toque de atención a su madre, pidiéndole muy educadamente que, por favor, hiciera que la niña bajara la voz, pues estaban cerca de las habitaciones donde la gente necesita descansar. Las dos primeras veces se encogió de hombros, y la siguiente sentenció: "Que chille lo que le de la gana, que es mi hija".
Luego me llaman nazi cuando digo que la paternidad debería ser con carnet por puntos.

-Consejos para montar un local chill&out y ponerle un nombre místico como "Café del mar": No poner la letra demasiado cursiva, o el título pasará de sugerente a escatológico. ¿Soy el único que lee "Mear"?

- Hace un mes descubrí que ese puntito en la pared de mi cuarto era en realidad una arañita cazamoscas a la que bauticé como Amanda. Tras varias semanas quieta al lado de la ventana, haciéndome compañía pasiva, hace unos cuantos días que no la veo. ¿Qué te he hecho, Amanda? ¡Vuelve!

- Mi próxima entrada va a marcar un antes y un después en el blog. ¡Chan chan chan!

viernes, 17 de agosto de 2012

Sucesos playeros

* El pasado miércoles, que fue festivo, aproveché para ir a la playa. Estaba a gusto cogiendo sol boca arriba, cuando sentí algo en la barriga. Abrí los ojos, y vi a una mujer colocándome una piedra en el abdomen con una sonrisa de oreja a oreja. Me dijo: "¡Toma, una piedrita para ti! Jijijiji". Y se fue. ¿Gracias?

* Ese mismo día conseguí una hazaña que llevaba años intentando: perseguir a un pez bajo el agua y llegar a tocarlo. ¡Dos veces! :D
¿Que por qué me hace ilusión? Porque creo que todos lo hemos intentado alguna vez al ver un banco de peces, y es mucho más difícil de lo que parece. ¡Bien por mí!

* Ya van varias veces que me arman la bronca por abandonar una conversación grupal en whatsapp, habiendo advertido previamente que estoy en la playa y voy a desentenderme del teléfono. ¿A qué extremos estamos llegando? ¡No voy a dejar de disfrutar del sol y el mar por estar de palique en el móvil!

* Mi primo pequeño ha vuelto a desarmarme: Estaba corriendo detrás de él para ponerle la crema solar, porque no se dejaba y me decía que ya se había puesto un montón (los cojones). Cuando lo atrapé le toqué la cara a ver si estaba pringosa:

- Andrés, no me mientas. No te has puesto, que tienes la cara seca.
- Lo que pasa es que a los jóvenes se nos absorve antes.

* Este vídeo me pone los pelos de punta y me hace recobrar la fe en el hombre... que no en la mujer, pues las del vídeo lo único que hacen es quedarse mirando, ¡inútiles! XD.



* Y hablando de playas, me voy a Lanzarote a gozar como una perra. ¡Hasta la semana que viene!

lunes, 13 de agosto de 2012

Por si acaso

Acabado mi efímero contrato en la oficina de información, esta semana estoy trabajando en un sitio nuevo hasta el próximo sábado. Soy la personificación de los contratos precarios. Los dos primeros días he estado con la chica que ocupa el puesto normalmente (y a la que voy a sustituir), para que me explique mis funciones. Hasta aquí todo bien, si no fuera porque la pobre es tan limitada que si suma 2 y 2 le salen decimales. Pensaréis que soy un ser horrible por meterme con ella, pero es que de verdad no sabéis lo que ha sido estar dos días, durante 6 largas horas, oyendo divagar a un animalito vestido, que si cae pa alante se queda comiendo césped. 
Si hubiera que describirla en una frase recurriría a la que da título a esta entrada, porque todo lo hace "por si acaso". Da igual que el sentido común invite a hacer totalmente lo contrario; para ella más vale prevenir que curar. Estoy seguro que es de las que reenvía las cadenas de mails sobre maldiciones... por si acaso.

El trabajo consiste en estar en la recepción de un centro, atendiendo las posibles llamadas o visitas; hacer una serie de trámites en el ordenador, darle a los demás trabajadores las llaves que vayan solicitando, y cerrarlo todo una vez que se vaya todo el mundo. En apariencia parece fácil, pero la cosa se complica cuando quien te tiene que instruir no se lleva por un esquema lógico para explicarte lo que hay que hacer, sino que te bombardea con información intrascendente, omitiendo otra importante, y llevándose por el modus operandi propio de alguien que se ha aprendido algo de un modo específico, y si le sacan de ese esquema rígido se colapsa. Veamos algunos ejemplos:

Las llaves que hay que darle al personal están en un armario que se abre con llave, situado a menos de un metro del asiento de recepción, dentro del área que queda tras el mostrador, en el que sólo está ella:

- ¿Por qué cierras el cuartito con llave cada vez que te vas a sentar?
- Por si acaso.
- ¿Por si acaso qué?
- Es que una vez se perdió una llave y fue un follón, así que ahora lo cierro siempre.
- Pero a ver... ¿entonces cada vez que alguien te pide una llave, tienes que abrir la segunda gaveta el segundo cajón, coger la cajita en la que guardas la llave de la puerta, levantarte, pasar la llave, abrir, sacar la que te pidan, cerrar la puerta de nuevo con llave, y volver a guardar la de la puerta en la cajita dentro de la gaveta... hasta la próxima vez que te pidan una llave?
- Sí, es un jaleo.
- ¿Pero y por qué no la dejas abierta? Es decir, no de par en par si no quieres, pero sin pasar la llave. La puerta está dentro de la recepción, y sólo puedes abrirla tú, y  si alguien intenta entrar lo ves. 
Así no tendrías que estar con todo el coñazo de la llave, ¿no?
- Ya, pero prefiero del otro modo por si acaso. Es que como una ve se perdió una llave, no me atrevo.
- ... ¿Y por qué escondes tanto la llave de la puerta en lugar de tenerla a mano en el escritorio?
- Por si acaso.

Hay una máquina para ponerse agua; los dos sacamos un  vaso de agua desechable y nos sentamos:

- ¿Este es mi vaso?
- Sí. El mío me lo bebí de un trago, osea que mientras haya agua dentro, será tu vaso. ;)
(5 minutos después)  - ¿Este es mi vaso?
- Sí sí, como te digo, el mío está vacío, así que no tiene pérdida. Si tiene agua es tuyo.
(2 min después... y luego otros 5... y otros 3, y así eternamente) 
- ¿Este es mi vaso?
- Sí.... Ya te lo he dicho. Yo ya no tengo agua. Siempre es la tuya.
- Ok. Pregunto por si acaso. Jejeje.

Información relevante, ante todo:

- Mira, esta es la llave 43, que es la de Pepito García, que es el subdirector de Gramenauer.
- Ajá
- ¿Sabes quién es?
- Eh... pues no. Es que claro, llevo sólo una hora aquí...
- Es el chico que salió antes.
- ¿Cuál de los 25? ¬¬ No sé.
- El que tiene gafas
- ...
- Bueno, ya te los irás aprendiendo. Mira, esta es la llave de Fulanita Pérez, la secretaria de Rayominí. ¿Sabes quién es?
- No...
- Que sí hombre, si la viste antes. ¿Te acuerdas del grupo de chicas que salió hace veinte minutos? Pues la del pelo corto.
- ...
- Mira, mejor te enseño las fotos de todos los trabajadores (chorricientos), y así te voy diciendo quién es quién, qué hacen, dónde está su oficina y cuál es su llave.
- ¿Pero las llaves no tienen número y son ellos quienes vienen directamente a pedirlas?
- Sí, pero para que los conozcas, por si acaso.

La temible oscuridad

- ¿Te importa la oscuridad?
. ¿Cómo que si me importa?
- Que si tienes algo en contra de la oscuridad.
- Hombre... no me ha hecho nada, no sé. :p
- Es que este pasillo siempre está oscuro. ¡Da un miedo! Por eso te digo que si estás en contra, para advertirte. Por si acaso.

Clases de informática:

- Creas seis casillas más en excell, y escribes en todas esta fecha. ¿Ok?
(En lugar de escribir 6 veces lo mismo, copio y pego mientras ella observa)
- Ah... bueno, también puedes hacerlo así. A mí es que me gusta escribirlo uno a uno, aunque sea siempre el mismo número.
- ¿Y eso?
- Por si acaso.

Puertas rebeldes

- Pasa la llave y comprueba que esté cerrada.
- Comprobado. Está cerrado.
- Vuelve a comprobar. Yo es que siempre lo compruebo todo dos veces. Por si acaso.

El centro está todo rodeado por una inmensa verja que vemos desde la entrada, y cuya apertura controlamos con un botón. Vamos, que si alguien quiere entrar en el edificio, hay que abrirle.

- Si no te importa voy a abrir la puerta la calle, para que nos entre un poco de aire fresco. ¿ok?
- Mmm... yo es que prefiero dejarla cerrada, aunque haga calor, por si viene alguien raro.
- Pero si ya no hay nadie en el edificio, está TODO vallado, no hay un alma en la calle por la ola de calor, y además no sólo tienes la puerta de entrada enfrente y cerrada, sino que está a 10 metros. Vamos, que si viniera alguien ahora lo verías de lejos. ¿No?
- Ya... pero por si acaso.


Cuando venga el jefe va a pedirme explicaciones sobre el por qué de mis uñas clavadas en la mesa. A ver cómo le hago entender que era eso o el homicidio a sangre fría. Poniéndonos en lo peor, tendré una replica preparada para cuando la policía me pregunte por qué la maté a tortazos:

- Por si acaso.