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jueves, 31 de diciembre de 2009

Balance

Creo que si por algo recordaré 2009 es por ser el año de las efemérides redondas, casi todas relacionadas con personajes infantiles. Se cumplieron 40 años del incio de Barrio Sésamo, ese genial programa infantil que inexplicablemente dejaron de emitir aquí, pero que en Estados Unidos sigue en activo como el primer día. Han pasado 80 desde el nacimiento de Tintín y Popeye, Barbie celebró sus 50 primaveras y Marge Simpson se desnudó para Playboy por los 20 años de la serie en antena, convirtiéndose en el primer personaje de dibujos animados en alcanzar un hito así. Fue igualmente en la edición de Cannes de este año, cuando una película de animación (Up) abrió el festival por primera vez, y tras 12 años vivimos la vuelta de James Cameron con la espectacular “Avatar”.

Nos alegramos del exitazo internacional de “Ágora” y “Planet 51”, ambas producciones españolas; sufrimos la vampiro-manía desatada por la saga “Crepúsculo”, y asistimos a la entrega de dos oscar especialmente esperados: el merecidísimo de Kate Winslet, después de 5 nominaciones, y el de Penélope Cruz, en quien todo el país puso sus esperanzas… para después pasar del tema sin más. Eso le pasa por llegar después que a Bardem.



Si nos vamos a temas más indigestos, la amenaza del cambio climático sonó con más fuerza que nunca (pero se paso de ella como siempre), un avión desapareció misteriosamente en el atlántico, desatando la conspiranoia de los lostadictos con problemas de integración social, y Obama (que no ha cumplido ninguna de sus principales promesas) fue premiado con el Nobel de la Paz porque sí. Resurgieron debates clásicos totalmente desfasados, como el de la píldora post coital, el crucifijo en el aula o la reforma de la ley del aborto. La SGAE dio más por culo, El plan Bolonia entró con fuerza para follarnos a todos, los peperos se llenaron de mierda y polémica hasta el cuello, y el gobierno siguió con medidas estúpidas y cordiales, más bienintencionadas que efectivas.

Como cada año, nos lamentamos por las muertes acontecidas en el mundo del arte y la cultura, que siempre nos tocan especialmente “de cerca”, al menos más que las de políticos o científicos. Nos dejaron personajes de la talla de Mario Benedetti, Antonio Vega, Mercedes Sosa, Pepe Rubianes, José Luis López Vázquez o Patrick Swayze, pero sin duda la más impactante fue la de Michael Jackson, que además de eclipsar totalmente a Farrah Fawcett, fallecida unas horas antes, despertó una oleada de tributos espontáneos en todo el planeta; millones de fans peregrinaron hacia los lugares clave de la vida del artista, y otros tantos montaron improvisados homenajes en las principales ciudades del mundo. Medio año después aún se suceden los actos en su memoria; no se había visto nada igual desde que Lennon fuera asesinado. En cualquier caso, la muerte que más me marcó por supuesto fue la de mi abuela, que en estos días se ha hecho notar especialmente.



Cuando escribo estas entradas de balance el 31 de diciembre (este es ya el tercer año que lo hago), suelo hacer un repaso muy breve a lo ocurrido en el mundo, para centrarme luego en lo acontecido en mi mundo, que para eso es mi blog. Esta vez la balanza está claramente descompensada hacia lo general, y es que no se me ocurren demasiadas cosas personales que recordar de estos últimos doce meses. No ha sido un año especialmente malo… pero tampoco especialmente bueno; en general ha resultado bastante anodino. 2008 fue muy mejorable, pero 2009 no ha sido como para tirar cohetes tampoco; ha pasado sin que me de cuenta y lo más destacable que se me ocurre a nivel personal son asuntos "superfluos", como las vacaciones de ensueño que me he pegado en Nueva York y Lanzarote, o ciertos cambios personales. Puestos a destacar un hecho positivo que os toca más de cerca, y que aunque parezca una tontería a todos los blogueros nos hace ilusión (y quien diga lo contrario miente), este año se ha incrementado bastante el número de visitantes a mi edificio de ovejas. Precisamente cuando más atareado he estado, y menos me he ocupado de bloguear y comentar a desconocidos y habituales, es cuando más ha entrado gente nueva. A mí que me lo expliquen.

Comencé el año con la entrada más comentada de la historia, y a partir de ahí la mayoría ha cumplido con creces mis expectativas; la crítica social, internet y mis blasfemias la religión son los temas que más interés despiertan, así que tendré que echar más carne en el asador con ellos, que además me encantan. El blog no deja de ser un entretenimiento para los ratos libres; no rige mi vida ni mucho menos, pero esa correspondencia habitual con “los de siempre” me encanta, y que venga gente nueva y se quede es un gustazo. Muchas gracias a todos; los que siguen desde el principio, los que estuvieron y los que están llegando. Encantado de recibirles.

Hala, ya les he regalado el oído, así que… ¡Feliz 2010 a todos!

martes, 29 de diciembre de 2009

MaRía

Conocí a MaRía hace siete años en un campamento en Irlanda, donde pasaríamos un mes para mejorar nuestro inglés. Ninguno de los dos queríamos ir en un principio, y nuestra timidez de entonces no ayudaba a que nos apeteciera socializar con un grupo de desconocidos; como suele pasar en estos casos luego no queríamos volver a casa, pero esa es otra historia.

El caso es que uno de los primeros días coincidimos en la guagua que nos llevaría a Glendalough, un paraje natural al que nos llevaban de excursión. Siendo consecuente con mi habilidad para llegar tarde (cualidad que ella sigue sufriendo), fui el último en acudir al punto en el que habíamos quedado, así que para cuando subí a la guagua estaban todos los asientos cogidos… menos uno; María había decidido sentarse sola para estar a su bola, y cuando nos vimos tratamos de disimular con una sonrisa (sin conseguirlo) la frase que a ambos nos vino a la cabeza: "¡Me cago en todo!"

Nos pusimos a hablar de banalidades más elaboradas que las que saca uno a colación en un ascensor, pero sin esforzarnos tampoco demasiado en caer bien; estaba claro que no teníamos ningunas ganas de conocer al otro. A todas estas no fue esa la primera vez que la casualidad nos quiso poner juntos; ya en el avión nos había tocado al lado; con un pasillo de por medio, pero al lado al lado al fin y al cabo. Parecía que por mucho que quisiéramos ir de antisociales íbamos a relacionarnos sí o sí, y por si esos dos episodios no fueran suficientes, fue a su lado donde me tocó sentarme a los pocos días de clase, cuando me cambiaron de grupo y pasé al nivel avanzado.

A partir de entonces comenzamos a llevarnos (¡qué remedio!), y con el paso de las semanas nos sorprendimos de lo encantados que estábamos de conocer al otro. MaRía y yo éramos muy parecidos en muchos sentidos, y era genial haber encontrado a una persona con la que conectaba a tantos niveles. Paseando por las calles de Dublín nos convertimos en íntimos, y supimos que nuestra relación no se iba a romper una vez que volviéramos a casa, todo lo contrario: se ha intensificado hasta niveles casi insaludables.
Pasar una tarde juntos se suele convertir en toda una experiencia, y parece que por muchas horas que dilatemos nuestros encuentos, jamás nos cansamos el uno del otro; es un lujo por el que me siento afortunado.
No sé qué será de mi vida dentro de 10, 20 o 40 años, pero sé sin ninguna duda que María seguirá presente en ella. Eso por supuesto.

¡Felices 25, tranque!



jueves, 24 de diciembre de 2009

Coming to town

El pasado diciembre me desmarqué de la tónica general de poner a parir la navidad, contando por qué a mí me gusta a pesar de todo lo negativo que tiene, que no es poco; este año no voy a contracorriente y me uno a la causa, porque tengo una desgana encima que ni te cuento. Estas navidades voy a tener que estudiar para los exámenes de enero (puto plan Bolonia), así que ni siquiera cuento con el aliciente de unas largas vacaciones; además serán las primeras que pasemos sin mi abuela, convirtiéndose por tando en las más amargas de la historia.

Como estoy tan poco navideño, les dejo con un corto de Carles Torrens que no podría ir más al pelo. Fue el ganador de la tercera edición de "Fotogramas en corto", el concurso de cortometrajes que cada año organiza la revista Fotogramas, y ha tenido una gran repercusión dentro y fuera de nuestras fronteras.

Cuenta la historia de una niña de 11 años, que harta de ser víctima de humillaciones en el colegio le escribe a Papa Noel pidiendo venganza. Sus deseos se cumplen cuando un Papá Noel agresivo y malhablado acude en su ayuda con artillería pesada y ganas de justicia. Le acompañan dos elfos psicóticos y pervertidos.

¡No dejen de verlo!




sábado, 19 de diciembre de 2009

Teruel existe… ¡y da miedo!

Hace casi once años, estando en primero de la ESO, mi colegio organizó un intercambio escolar con un centro de Teruel. Ambos directores se habían conocido en uno de los viajes en autostop del mío, que de joven vio toda España y parte de Europa sin pagar un duro. Durante años estuvieron tanteando la posibilidad de llevar a cabo el proyecto, y para cuando lo decidieron fuimos nosotros los afortunados. En realidad creo que se trató de justicia divina, pues entre unas cosas y otras habíamos tenido menos excursiones que cualquier otra promoción, y ya era hora de que nos premiaran con algo que lo compensara. No fuimos a la Danone, a los bomberos ni a la fábrica de golosinas, de la que todos los niños venían con una bolsa llena. ¡Cabrones!
No tuvimos chucherías gratis ni bajamos por la barra vertical, pero íbamos a ir a Teruel. ¡Muéranse de envidia! (Esto sonaba mejor en mi cabeza que por escrito).

El caso es que este intercambio tenía algo especial que explicaba por qué había sido tan difícil llevarlo a cabo: los alumnos de allí eran de educación especial. El objetivo del proyecto era que tuviéramos un contacto directo con ellos a una edad temprana pero certera (ni siendo muy niños, ni ya pasada la pubertad), para que aprendiéramos a ver sus discapacidades como algo accesorio, y no como el elemento que les definiera como personas. La experiencia fue muy enriquecedora a varios niveles, y es que además de la amplitud de miras que adquirimos, era la primera vez que hacíamos un viaje juntos, y todo el mundo sabe cómo son esos viajes adolescentes…

Nos quedábamos en un albergue juvenil de un pueblo de las afueras (por si estar en Teruel no fuera suficiente, encima estábamos alejados del centro), y aunque para cada excursión o actividad había que coger una guagua que tardaba un buen rato, lo cierto es que aquel sitio tenía lo poco necesario para sobrevivir (tiendas de víveres, básicamente). El último día hubo más movimiento y afluencia de gente porque se celebraba una fiesta local; había banderillas colgadas de farola a farola en la plaza principal, y kioscos de música donde vendían bebidas y comida basura.

Cuando la cosa empezó a animarse hizo aparición un tipo con un cabezón de toro de cartón-piedra, como los cabezudos de las cabalgatas, que se dedicó a perseguir a la muchedumbre con bengalas en los cuernos. La gente “se asustaba” y corría delante de él, disfrutando de una diversión sana sin necesidad de putear y asesinar a ningún animal.
Una vez pasado el momento taurino, cuando el alcohol ya empezaba a despertar los instintos más primarios de los lugareños, uno de nosotros le hizo no se qué comentario “desafortunado” a un chico autóctono, firmando así nuestra sentencia de muerte. El turolense hizo piña con sus amigos, con los amigos de sus amigos y con los que estaban por allí de paso, y empezaron a perseguirnos a todos en grupo, al grito de: “HIJOS DE PUTA, OS VAMOS A MATAR”. Sin saber cómo ni por qué, pasamos de estar tranquilamente con nuestra Fanta en la mano, a correr por la pronunciada pendiente que daba hasta nuestro albergue, que a su vez, estaba en un callejón sin salida. A lo lejos, la masa enfurecida avanzaba hacia nosotros con rapidez, y aunque había compañeros de clase dentro, la puerta se había atascado y no podían abrirnos. Por más que les gritáramos o aporreáramos la puerta aquello no cedía, así que con ayuda de los más fuertes, trepamos por la ventana como medida desesperada. Cuando ya habían entrado unos cuantos la puerta por fin se abrió; entramos los que quedábamos y la cerramos a toda prisa justo antes de que nos alcanzaran.

Nunca entendimos ese arrebato de ira injustificada en el que sólo faltó que se armaran con antorchas y tridentes, y llegamos a pasar miedo por la posibilidad real de que nos dieran una paliza; entrar por la ventana supuso un gran riesgo, porque nos podríamos haber caído y hacernos mucho daño, pero aún con todo lo negativo, no cambio ese episodio de subidón de adrenalina por nada. Teruel existe, y no se me olvidará nunca.


lunes, 14 de diciembre de 2009

Premio Nobel de la guerra

Hacía tiempo que sabía que Obama había recibido el Nobel de la paz, siendo propuesto para el mismo después de sólo ¡11 días! como presidente, y sin hacer ningún mérito loable como para obtener la distinción que en su día ganaran Nelson Mandela o Rigoberta Menchú; todo lo contrario. La obamamanía alcanzó el pasado 10 de diciembre su cuota más alta de estupidez, y espérate tú que en unos meses no le pongan su propia estrella en el paseo de la fama; yo ya me espero cualquier cosa. Como digo era consciente de todo ello, pero si he reaccionado ahora es porque me he parado a ver su discurso de agradecimiento… en el que hacía apología de la guerra. ¡Tócate los cojones!

Ha recibido el mismo galardón con el que reconocieron a Gandhi y a Luther King, firmes propulsores de la no-violencia y detractores absolutos de la guerra, de quienes Obama afirma ser testigo viviente de sus ideas (¡Y una mierda pa su boca!), y que ahora deben estar removiéndose en sus tumbas. El presidente estadounidense, que se impuso a 205 candidatos, admitió al principio de sus discurso que no se lo esperaba porque aún no había hecho tantos logros como para merecer el premio. Alguien debería decirle que no es esa la principal razón por la que el veredicto del jurado ha sido un chiste, sino más bien el hecho de que mientras sujeta sonriente el trofeo con una mano, con la otra ejecuta las órdenes de bombardeo que acabarán con la vida de miles de civiles. No entiendo cómo alguien es capaz de orquestar guerras sin pestañear, tenga o no un origen humilde como el suyo, provocando más miseria en países ya devastados, y que encima luego tenga la poca vergüenza de restarle importancia, al intentar convencernos de que en realidad es super progre y lo hace por el bien común y la paz mundial. Las víctimas inocentes y las libertades mutiladas de pueblos indefensos es algo secundario.
Al final resulta que tiene el mismo discurso político de Bush, pero adornado con un poco de poesía y un color de piel que hace sorda, ciega e imbécil a la población mundial.

En la línea demagoga de “El fin justifica los medios” de quienes saben que sus acciones no son correctas, soltó perlas como las siguientes:

“Los instrumentos de la guerra tienen un papel que jugar para mantener la paz.”

“Por mucho que se desee la paz, la creencia de que es necesaria raramente es suficiente para lograrla.”

“La guerra, en una forma u otra, apareció con el primer hombre.”

“EE UU ha ayudado a construir la paz mundial y la seguridad global durante más de seis décadas, con la sangre de nuestros ciudadanos y la fuerza de nuestras armas.”

“Habrá momentos en los que nuestras naciones -actuando por separado o en concierto- encontrarán el uso de la fuerza, no sólo necesario, sino moralmente justificado.”

“Estamos en guerra y soy responsable del despliegue de miles de jóvenes americanos para luchar en una tierra lejana; algunos matarán. Otros morirán (…), porque no nos confundamos: el mal existe en el mundo.

Me pregunto si alguno de los que sufren la guerra tendrá la misma visión que él; algo me dice que sólo la justifican quienes la hacen, no quienes la padecen. En cualquier caso es comprensible; su gobierno debe sufrir verdaderos quebraderos de cabeza para decidir a qué país saquear y destruir para justificar los billones anuales que se lleva el presupuesto en defensa. No es moco de pavo planificar masacres para hacerse con los recursos naturales ajenos.


Ya que Obama afirma seguir la línea de Gandhi, debería adoptar su cita más célebre: “No hay camino para la paz; la paz es el camino”. Yo personalmente tengo otra para él:
“Vete al infierno, cínico de mierda.”

miércoles, 9 de diciembre de 2009

El crucifijo en el aula

La religión es posiblemente el tema que más me hace hervir la sangre, ya sea haciendo un repaso del cáncer que ha supuesto históricamente, o en las múltiples ramificaciones que toma actualmente a la hora de dar por saco. El día que cada cual crea en lo que quiera y eso sólo influya a la hora de juntas las manos y pedir imposibles, no supondrá un problema (ya que vas a hablar solo, mejor hacerlo con un objetivo), pero lamentablemente ese día queda muy lejos, tanto, que quizás no llegue nunca.

En este caso los tiros van por la polémica de los crucifijos en las aulas. A grandes rasgos, el esquema de los hechos sería el siguiente:

- Vivimos en un estado aconfesional.
- La religión no debería tener cabida en la vida pública. No más allá de que la gente decida ir voluntariamente a adorar a quien quiera en los lugares creados con tal fin.
- Los colegios son lugares públicos (los privados son otra historia), así que imponiendo los símbolos religiosos nos estamos pasando ese principio por el forro de los cojones.
- Aunque retirarlos parece la evolución natural, del mismo modo en que se han eliminado otro tipo de símbolos fuera de lugar, la derecha y los grupos conservadores, encabezados por la muy rancia iglesia católica, se tiran de los pelos y tratan de invalidar la propuesta.

- Ahora estamos en una lucha en la que la coherencia y libertad establecidas constitucionalmente, tienen que hacer frente a las pajas mentales de los fundamentalistas intransigentes, incapaces de ver más allá de lo que intentan imponer.
Le comentaba al Zorrocloco hace no mucho, que la principal diferencia que veía entre conservadores y liberales, era la tiranía ególatra de los primeros frente a la permisividad liberal de los segundos. Me explico antes de que me empiecen a llover guantazos:

Durante mucho tiempo se prohibió el divorcio en España, y allá por los años 80, después de que el caudillo hubiera muerto, se habló de la posibilidad de volver a instaurarlo; al fin y al cabo había sido suprimido porque a Franco le salió del huevo (por lo visto sólo tenía uno), y si te llevas a matar con tu pareja o se te ha acabado el amor, no hay razón para seguir juntos. ¿No?
Pues sí, al menos para la parte más rancia de la población; si te habías casado era para siempre, y si tu marido te pegaba o tu mujer se follaba al vecino, te jodías; haber elegido muerte.

- “¡Es que si se aprueba va a divorciarse todo el mundo!” – sostenían muchos.

Obviando lo imbécil que es ese razonamiento, como si sólo por la novedad la gente fuera a acudir a los juzgados en masa, ¿dónde hubiera estado el problema en que hubiera pasado así? Mejor solos que mal acompañados, ¿no?
Los fachas se sublevaron y gritaron a los cuatro vientos el despropósito que aquello suponía, y finalmente, como tenía que ocurrir, la sociedad avanzó y el divorcio es ya una realidad de lo más cotidiana… ¡incluso entre la derecha!

Luego vendrían el aborto, los métodos anticonceptivos, la investigación con células madre, la eutanasia o la equiparación de derechos de los homosexuales, y de entrada todo les ha parecido una aberración. La filosofía de “Vive y deja vivir” es algo que no conocen; se decantan más por el “Lo que no encaje en mi moral retrógrada está mal, así que hay que prohibirlo”. Me pregunto qué coño les importará a ellos si Pepita se divorcia, Fulano y Mengano se casan entre sí o Zutano decide poner fin a una vida agonizante; ¿no quieren divorciarse aunque lo pasen mal? ¿Prefieren tener un hijo aunque tengan todas las condiciones en contra? ¿No quieren casarse con otro tío? ¡Joder, pues no lo hagan, pero dejen vivir al resto del mundo, pesados del carajo!

La historia ha sido así por los siglos de los siglos, y si antaño fue la desigualdad social de la mujer y ahora el crucifijo, dentro de un tiempo la tomarán con quien decida abolir la injusta inmunidad legal de la que gozan los altos cargos del clero. Lo crucial es taparse los oídos para no oír argumentos y montar bulla.

El caso, que me estoy desviando mucho, es que ahora están en contra de la retirada del crucifijo, argumentando que forma parte de nuestra historia. Siendo así Franco también forma parte de ella, y no por eso seguimos colgando fotos suyas en todos lados; ¿por qué no volvemos a imponer las humillaciones y los castigos físicos en las clases? Puestos a mantener la vieja escuela, hagámoslo del todo. ¿no? ¡Hay que preservar la historia! ¬¬
Si todos veríamos raro que hubiera símbolos de los diferentes partidos políticos distribuidos por las aulas, ¿cómo aceptamos con tanta naturalidad que prevalezca el del mayor poder político de todos? ¿Y si yo fuera profesor y me diera por colgar una bandera republicana en el aula? No podrían decirme que está mal; al fin y al cabo forma parte de la historia. ¿O no?
En ese sentido me quito el sombrero ante el director de mi colegio, que en plena dictadura, cuando era obligatorio tener el crucifijo y el retrato de Franco, los sacaba del cajón sólo cuando recibían alguna visita del inspector, y luego los devolvía a su sitio. ¡Con dos cojones!

Pasando por alto la aberración que supone la permanencia de la religión como asignatura, de la que ya hablé aquí (último párrafo en verde) y que retomaré otro día para no extenderme ahora demasiado, voy a zanjar este escrito con la misma radicalidad de la que hacen gala para invalidar lo que huele a progreso social, aunque sólo sea por tratar de ponerme en su piel: ¡Métanse el crucifijo por el culo!

viernes, 4 de diciembre de 2009

¡Ganador del premio Diablog!

El mundo de los blogs trae muchas satisfacciones a varios niveles, una de las cuales tiene nombre propio: JuanRa Diablo. Haciendo gala de su característico
“buenrollismo”, un buen día se propuso convocar un concurso para dar a conocer los 12 mejores blogs que leía, entre los cuales seleccióno el mío. Propuso a sus lectores que los visitaran todos y emitieran su veredicto, y al final ha resultado que… ¡He ganado! ¡Bien por mí!

Los premios hacen ilusión porque implican que alguien se ha acordado de ti, pero este además es un caso especial, pues a diferencia de los galardones que se entregan entre bitácoras, que responden más a una cuestión de colegueo y simpatías personales, este ha supuesto una votación “real” en la que ha participado gente anónima. Es de lo más gratificante.
Además considero a JuanRa un amigo, y los ganadores del segundo y tercer premio (mi enhorabuena) están entre los candidatos a los que yo voté, ¿se puede pedir más?

De las 20 personas que votaron 15 se acordaron de mí (o el 75%, que queda mucho mejor), y eso aún teniendo de competidores a páginas mucho más conocidas y con más seguidores, de esas que una hora después de haber publicado ya cuentan con más comentarios de los que pueda yo reunir en una semana. ¿Cómo es posible que haya sucedido entonces?

De nuevo, muchas gracias JuanRa por la distinción y la oportunidad para ampliar la colección de blogs a seguir, e infinitas gracias a todos los que me votaron. ¡Graaaaacias! ¡Primer puesto, sí señor!