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martes, 21 de febrero de 2012

¡M&M´s!

Hace un rato abrí la nevera en busca de algo dulce que echarme a la boca, aún sabiendo que sería improbable que diera con algo apetecible. Ya había acabado con las natillas y el arroz con leche, que son los premios con los que me obsequio cuando hago yo la compra, y los yogures que quedaban eran de esos que vienen sin grasa, sin azúcar, sin colorantes, sin conservantes... y sin sabor.

Total que me da por mirar en la bandeja de las verduras, y me encuentro... ¡Una bolsa de M&M´s! ¡Qué suerte! No entendía cómo había llegado ahí porque en mi casa no somos de comprar esas cosas, y si eran de alguien y estaban guardados mala suerte; era la hora de la merienda y el cuerpo me pedía glucosa. La cogí, la miré con deseo, la abrí con fuerza y...

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... sigo con hambre. ¬¬

domingo, 12 de febrero de 2012

Whitney

Esta mañana me desperté escuchando a Whitney Houston a todo volumen, concretamente el disco “My love is your love”. Mi padre se acababa de enterar de su fallecimiento, y quiso homenajear así a la que ha sido siempre una de sus cantantes favoritas. Y es que si hay un estilo musical que asocio a mi padre es el soul, de ahí la colección de discos de Aretha Franklin, Sam Cook, Otis Reding, o la propia Whitney. Creo que una de las herencias familiares más llamativas que he recibido ha sido precisamente el amor por este género, y digo llamativa porque no era lo normal que un adolescente se decantara por la música que escuchaban sus padres, en lugar de sucumbir a los 40 principales.

Como tantos otros iconos de la música, la intérprete de “I have nothing” lo tuvo todo, y acabó sin nada. Nació en una familia de cantantes, se codeó con los más grandes, y aunque ahora parezca mentira, hubo un tiempo en que fue una de las grandes suprestrellas del pop mundial. Ganó 6 grammys, y aún siendo físicamente imponente, basó su éxito en una voz única y no en una estética excéntrica planificada desde las discográficas, algo que no pueden decir muchas de las cantantes actuales.

Al igual que hicieron con Amy Winehouse o Michael Jackson, la prensa sensacionalista se alimentó en los últimos años de su decadencia y pérdida de voz, convirtiéndola en una triste sombra de lo que fue. Yo prefiero recordarla como LA VOZ de temas como “Heartbreak hotel”, “Run to you” o el que seguramente sea el más famoso de todos, pero aún así uno de los que más me emocionan: “I will always love you”.


Se ha ido una de las grandes.

viernes, 10 de febrero de 2012

Motes

Tengo una tendencia natural a ponerle motes a la gente, que suelen quedarse en mi cabeza, y venirme en mente cuando aparece la persona en cuestión. No es porque sean necesariamente malos, sino porque tampoco procede utilizarlos con gente con la que ni siquiera tienes confianza, y porque además, entre amigos, es una cosa que tiene que surgir de forma natural, no por imposición. Es más, yo soy el primero al que le toca los huevos que la gente no cercana se refiera a mí de otra forma que no sea mi nombre (sin diminutivos ni tonterías). Luego ya, en confianza, la cosa cambia.
El caso es que tengo un mote mental para la gente de la zona en la que vivo, con quienes coincido a la hora de coger la guagua o mis vecinos, como "el comeniños", un vecino siniestro de mi edificio, que da el perfil del tipo de personas que en cualquier momento puede salir en los informativos por descubrirse que tiene niños guardados en el congelador.

En mi colegio había un niño al que, muy cruelmente, llamaban “Kangú” (la razón en este enlace), y en el instituto había otra a la que llamaban “el borrón”, porque decían que parecía que habían estado dibujándola, y cuando se habían cansado le habían emborronado la cara. Sí, es cruel, pero viéndole la cara a uno no se le podría ocurrir ninguno mejor, como aquella otra a la que llamaban “Shin Chan” por sus cejas espesas o la profesora “Sapotato”, porque su cara recordaba a la vez a un sapo, y a un mister potato. Y es que al final los motes puestos con mala baba son sin dudas los mejores, y en eso mi madre tiene un máster, desde “la desenterrada” para una mujer extremadamente flaca, o una familia entera de gentuza, cuyos miembros son: “el gilipollas” (sobran explicaciones), “el vómito” y “la arcada” (los hijos pedantes del gilipollas), y el mejor de todos para la madre: “el caroso”. Viene de la antigua costumbre rural de limpiarse el culo con un caroso (lo que queda después de comerse una piña de maíz), y un
refrán que dice: “Eres más inútil que un caroso cagado por las dos puntas”. ¡Toma ya!

Mi tía, por su parte, nos habla de “las facinerosas”, es decir, las ex-compañeras de colegio que le mandan correos derechosos ultrademagogos, “las ovejas”, refiriéndose a los animalitos que hay entre sus compañeras de trabajo o “La cantabrona”, que es la síntesis perfecta para referirse a una mujer que además de ser cántabra, es una cabrona de cuidado. Incluso para ser maligno hay que tener ingenio.

Y vosotros, ¿cuáles son los mejores motes crueles que conocéis?