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viernes, 26 de agosto de 2011

Navegando, que es gerundio


(Aunque parezca mentira, las fotos son en el mar, no en una piscina)


Isla de lobos
Fijaos en la horizontal del mar en contraste con el ángulo del barco. Impresiona, ¿no? :p


Y con esto y un bizcocho, se acaban mis vacaciones. ¿A que entran ganas de darse una escapada? :p

miércoles, 24 de agosto de 2011

¡Qué gozada!

¡Buenas!
Regreso a la bloggosfera después de pasar casi dos semanas en Lanzarote, en la misma zona de la que volví hace dos años diciendo maravillas. He estado en el mismo plan que entonces, es decir, vacaciones de sol y mar, pero con el aliciente de salir a navegar en el barco de mi padre, que además ejerce de apartamento flotante.

Ya en su momentó conté lo mucho que me gustó la marina en la que nos quedábamos, lo gratificante que es navegar hacia las playas y fondearse ahí mismo, sin necesidad de desplazarse en coche o llegar hasta la orilla para disfrutar del sol, pudiendo tumbarte en cubierta con más intimidad que en la arena. No es quiera poneros los dientes largos, pero ha sido genial. Ya tengo ganas de repetir el año que viene.
Como digo, ya hablé en su día de todo ello (la crónica completa aquí), así que creo que una imagen (o unas cuantas), vale más que mil palabras...







viernes, 12 de agosto de 2011

¡Hasta pronto!

En una hora cogeré un avión en busca de esto...

¡Hasta la semana que viene!

lunes, 8 de agosto de 2011

Psicología materna

En mi casa hemos estado una semana con todo patas arriba; hemos pintado TODA la casa de una vez, y ha sido un caos, porque los pintores, en lugar de ir habitación por habitación, lo hacían todo de forma simultánea. Es decir, que en un día pintaban el techo de tres habitaciones, y mientras se iba secando cubrían los huecos en la pared de otra, para a continuación pintar la pared de la siguiente. A lo que voy es a que no hemos podido ir sacando cosas de un cuarto para meterlas en otro, sino que prácticamente lo hemos sacado todo de todos lados, y lo hemos redistribuído como hemos podido. A eso hay que sumarle otras chapuzas (ya que estamos nos ponemos), y el haber hecho una gran limpieza para tirar, donar, regalar y reubicar cosas. Esto ha sido Esparta.

El caso es que esta mañana me acerqué con mi madre a Leroy Merlín a por material, y al pasar por delante de una máquina expendedora me compré una chocolatina. Cuando di el primer mordisco mi madre me regaló una de esas muestras de psicología femenina que tanto me fascinan:

- Desde luego… ¿Por qué eres tan atravesado conmigo? ¿Por qué no me ofreces?
- Porque te conozco, y sé que me vas a decir que tú no comes esas cochinadas, y además hace un momento te pregunté si querías comprar algo y me dijiste que no tenías hambre.
- Ya, pero lo correcto es ofrecerme, y luego ya si te digo que no, sigues comiendo, que no te cuesta nada quedar bien.
- De acuerdo. ¿Quieres un poco, Mamá?
- Naaa, tú sabes que a mí no me gustan esas cosas.
- ¬¬