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domingo, 12 de diciembre de 2010

El sexto sentido

Hace unos días mi primo pequeño cumplió 6 años, y como homenaje, me gustaría rescatar algo acontecido el año pasado y que jamás olvidaré: El día que desarrollo su sexto sentido.

Era de noche y estaba mirando cosas en internet; iba a apagar el ordenador cuando llamó mi tío, que sin saludar y muy serio me dijo: “pásame inmediatamente con tu madre”. Entonces sobrevinieron la ansiedad y las prisas; mis padres tardaron menos de cinco minutos en salir de la cama, vestirse, coger las cosas y montarse en el coche para ir al hospital. Mi abuela había sufrido un infarto y las cosas no pintaban bien.

Me quedé en casa tratando de distraerme y ser positivo, para unas horas más tarde recibir la noticia de que no había salido adelante. Tras el shock inicial (¡ni siquiera estaba enferma!), me derrumbé, y pasadas las horas me acabé durmiendo de puro agotamiento. En esas me llamaron para que me quedara con mi primo pequeño, mientras mi madre y mis tíos se encargaban de los trámites propios de un fallecimiento. Por supuesto accedí, y fue entonces cuando mi primo, que entonces tenía 4 años, mostró “algo”, que no sabría si calificar de madurez, empatía o magia. Mi tía lo despertó temprano, y él debió captar que su mirada era triste como nunca antes lo había sido, pues en lugar de remolonear, cogerse una pataleta o hacer gala de su hiperactividad mañanera, se dejó vestir sin decir ni pío, desayunó sin molestar, y se dejó “amarrar” en el coche en silencio. Mi tía llegó, me lo dejó, intercambiamos un par de palabras y se fue. Mi primo, que generalmente no se calla ni debajo del agua, vino a dar conmigo y me preguntó si quería jugar; le dije que hoy no, que quería dormir, y que si quería tumbarse conmigo. En circunstancias normales me habría dado largas y habría insistido hasta que accediera, pero en esa ocasión fue diferente. Me miró a los ojos y sentí como si quien lo hacía fuera otra persona distinta, más madura. Vino conmigo a mi cuarto, se metió en la cama y me abrazó por la espalda. Y así permanecimos varias horas, dormitando y pensando en silencio, hasta que ya muy de mañana, le entró hambre y me pidió el desayuno tímidamente, casi sin querer molestar. Por unas horas, mi primo pequeño se convirtió en adulto.



¡Qué maravilla de versión!

17 comentarios:

H@n dijo...

Me ha salido una lagrimilla
=_/

Islander ! dijo...

A mí también, que estoy más sensible de lo normal hoy. Muy lindo tu primo.

Unknown dijo...

Es verdad, los niños captan esos momentos, y parece que entienden que deben callar y no molestar.
Nacemos ya con ese sexto sentido...

Papacangrejo dijo...

Pensamos que por que son pequeños no se enteran, pero nada más lejos de la realidad.

Ana Bohemia dijo...

Que historia mas tierna y bonita. Creo que ya has hablado antes de tu primo.... y él me da miedo, esa inteligencia no puede ser normal, es muy listo. ¡Que monos son los niños!
Un beso
:)

El Zorrocloco dijo...

Pues casi me la sacas a mí también... =S

Pecosa dijo...

Es impresionante cuando los niños hacen esas cosas.

B dijo...

A veces son de lo más perceptivo...casi más que los mayores

Otra versión parecida (y anterior, y de una peli bastante maja)

http://www.youtube.com/watch?v=e11wU2pUjFA

Anónimo dijo...

Los niños tienen una sensibilidad inherente, que ya le gustaría a muchos de los adultos.

JuanRa Diablo dijo...

Jo, si por todo lo que nos llevas contado de tu primo ya me caía simpático, con este detalle que me ha emocionado tanto, ya ni te cuento.
No te permitiré que digas que se pone pesado jamás!!

(Y tú lo has dicho: qué maravilla de versión)

peibol dijo...

H@n, Islander y Zorro:

¡Las culpas a mi primo, no a mí! :p

Ana (monigote) papacangrejo y Loco:

Estoy de acuerdo; los niños tienen una sensibilidad de la que realmente no nos damos cuenta, como cuando los adultos tienden (tendemos) a hablar de ellos como si no estuvieran delante, pensando que por no dirigirnos directamente a ellos no nos están escuchando. ¡JA!

Ana (gato) y Pecosa:

Más impresionante fue y más miedo dio, cuando le dijo a la profesora que no había ido al colegio "porque su abuelita había muerto y mamá estaba muy triste", sin que nadie le hubiera explicado nada. :O

Bichejo:

Conocía esa otra versión, pero me quedo de lejos con la que he posteado. A mi parecer, a la otra le falta sentimiento, y además no me termina de gustar. La película la ví y no me disgustó, pero como beatlemaníaco había puesto más esperanzas en la misma y me decepcionó un poco. :s

JuanRa:

Jajajaja. Cada vez queda menos para que me eclipse en mi propio blog. XD


¡Saludos!

Música dijo...

al principio de la historia, me has recordado cuando mi abuelo se fué, una llamada, ya en la cama, vestirse rápido y se fueron al hospital...que cosas...como las mismas cosas nos suceden a todos en distintos puntos, en distintos momentos y nunca, nunca estamos preparados para cosas así, pero siempre respondemos, hasta los más pequeños, somos tan maravillosamente complejos y simples a la vez q conmueve. Pienso que los adultos a la hora de resolver vuelven a ser niños y perciben lo realmente importante, paran el reloj, los niños lo hacen siempre sin problemas para todo.
Gracias por compartir esto.

peibol dijo...

Música, no sé qué responder a tu comentario, porque creo que lo has dicho todo y estoy de acuerdo contigo. Me alegra que te haga gustado. Un beso ;)

Anónimo dijo...

Ajá, y pones un video de Glee pa' rematar.

peibol dijo...

¡Es que la canción le va al pelo! Y además me gusta tanto esa escena, que tenía que ponerla como fuera en alguna entrada. :D

divadogs dijo...

me encanta tu blog.

www.ovejasnaranjas.tumblr.com
www.divadogs.tumblr.com

peibol dijo...

Gracias. :D