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lunes, 16 de junio de 2008

Hablando se entiende la gente



Siempre he sido partidario de aclarar cualquier cosa, por nimia que sea, que haya creado un malestar tonto o pueda dar lugar a malentendidos mayores; eso de correr un tupido velo ante un tema incómodo no va conmigo, porque creo que no sirve de nada, ya que lo único que se consigue es remendar chapuceramente con esparadrapo algo que necesita de una sujeción más fuerte para no romperse; y los esparadrapos, los velos, y cualquier objeto metafórico elegido para referirse a estas estrategias de evasión, no hacen sino incrementar una bola de mierda que siempre acaba reventando, poniéndonos a todos perdidos de porquería o, como mínimo, haciendo que todo huela muy mal por la acumulación de rencores inconfesos. Ninguno de los dos desenlaces me resulta atractivo.

En ese sentido (lo de hablar los mosqueos para que no vayan a más), puedo llegar a resultar pesado, pero es algo que no puedo evitar y con lo que me siento particularmente satisfecho, porque me proporciona más alegrías que disgustos, asegurándome relaciones más sinceras y sin parches, y brindándome reconfortantes alegrías de vez en cuando. Sin ir más lejos, en las últimas semanas he vivido tres casos de
“reconciliación” de lo más satisfactorios.

Para empezar, hablé largo y tendido con alguien que en su día me presentaron, pensando que podríamos gustarnos y llegar a algo. Yo tenía claro que, aunque congeniamos bien y en un principio hubo un amago de acercamiento, aquello no iría a más, y no me suponía un problema; por su parte no quedó tan claro, y puso pies en polvorosa por la incomodidad que lo suponía pensar que yo sentía algo a lo que no iba a poder corresponder. Un buen día hablamos como personas adultas, impidiéndole que se quedara con una idea equivocada, y ahora todos tan contentos.

En el segundo caso, una amiga y yo nos sinceramos, admitiendo que ninguno de los dos había dado un paso por llevarnos más allá del messenger, por estar en parte condicionados por una tercera persona que mantiene una relación desigual con ambos. Aclarado todo, ya hemos acordado ir a tomarnos algo en cuanto sea posible.

Por último, está la historia de CarlØs: Hubo un tiempo, hace ya unos cuatro años, en el que nos llevábamos a las mil maravillas, quedando muy a menudo y organizando pernoctancias frecuentes. En un momento dado todo se torció, y aunque nunca nos enfadamos, nos distanciamos hasta llegar a la incomunicación absoluta. Cada muchos meses intercambiamos un par de frases en el messenger, hasta que la semana pasada lo insté a que habláramos; empezamos a sincerarnos con pelos y señales sobre lo acontecido en aquel momento, y tras una reveladora charla de un par de horas, volvimos a hablar con la misma frescura con que lo hacíamos antes…o mejor.

¿Moraleja? Hablando se entiende la gente

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy cierto... Pero es una lástima que, en algunas ocasiones, existan personas que por creen que son la parte agraviada, o creen poseer la verdad absoluta. Y es una lástima porque muchos malos entendidos pueden solucionarse con unas simples horas de conversación. Por mi parte creo que el esfuerzo merece la pena, aunque a veces no hayan ganas. Contradictoriamente debo decir que cuesta mucho hacer esfuerzos cuando la otra persona no se baja del burro, así que tampoco hay que tenerme muy en cuenta.

Moraleja: no siempre una evolución natural implica una evolución lógica.

Anonima dijo...

Yo antes era de las no hablar y dejar las cosas pasar,como si nunca hubieran sucedido.
Pero le he enctrado el lado bueno de hablar las cosas, y tambien las malas,porque las cosas malas tambien se hablan,pero eso,es otra historia...
muy buen post

MaRía dijo...

Es curioso, pero alguna de las mejores y más interesantes conversaciones de mi vida (me viene ahora a la cabeza una que tuve en marzo de este año) ha resultado iniciarse para aclarar, puntualizar o analizar malentendidos (ojo, me refiero a malentendidos y no a putadas) :)

Así que si hay interés por ambas partes, solo por eso y por mucho más, creo que merece la pena hacerlo.

En el Nucleo dijo...

creo que en los ultimos meses he hablado con muxas personas para aclarar malentendidos,como maria. Y he sentido que me han ayudado muxo,y han solucionada muxas cosas.
te apoyo: hablando se entiende la gente

Anónimo dijo...

Ya si bueno...pero que pasa cuando ninguno de los dos quiere dar su brazo a torcer y no se bajan del burro en lo que piensan cada uno respectivamente. A mi me ha pasado y he preferido no haber empezado la conversacion. En fin yo dando siempre el toque negativo. Pero si es cierto que es mejor hablar y saber que por lo menos lo has intentado que no haberlo hecho nunca.

Mery

JuanRa Diablo dijo...

Moraleja puntualizada:

Hablando se entiende la gente... abierta de mente

Los cerrados de mollera que no dan su brazo a torcer ni aceptan otra visión que no sea la suya no se entienden tan facilmente.

(Creo que contigo me entendería a la perfección. No, no lo creo, lo sé. :)

peibol dijo...

Carløs:
Efectivamente, sólo merece la pena si las dos partes implicadas tienen interés en arreglarlo y capacidad de torcer el brazo o perdonar. Si uno va a ir con la mejor intención, para que el otro, por puro orgullo, no haga sino pisarle la cabeza, mejor dejarlo pendiente. Él se lo pierde...

Anónima:
Gracias ;). Yo cada vez lo tengo más claro; siempre he tenido esa filosofía, pero cada vez la llevo más a cabo. Y es que son los pequeños detalles no resueltos los que acaban pudriendo una amistad.

MaRía:
Que nos lo digan a nosotros, que empezamos puntualizando aspectos de algún roce, y acabamos debatiendo sobre lo divino y lo humano y conociéndonos aún mejor. Deberías mosquearnos más :p.

En el Nucleo:
Di que sí ;). Ojalá más gente lo llevara a cabo.

Mery:
Ahí estamos; la clave está en intentarlo para no quedarte pensando toda la vida que esa relación podría haberse arreglado. Si el otro no está dispuesto, que le den, al menos tú sabrás que has hecho todo lo que estaba en tu mano. Él se lo pierde...

JuanRa Diablo:
Los cerrados de mollera se acaban autoexcluyendo por pura selección natural; por mucho que pongas de tu parte, ellos prefieren mantener intacto el orgullo y la impermeabilidad de sus ideas, aún cuando puedan estar equivocados. Pues muy bien, que sigan así, que llegarán lejos...

Contigo yo también lo se ;)

¡Saludos!