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jueves, 5 de junio de 2008

Pederastia: La lacra más nauseabunda


Se habla en estos días de llegar a un pacto total entre partidos para combatir y castigar más duramente la pederastia, que a mis ojos, es el crimen más horrible y asqueroso del mundo. A pesar de que esto huele que apesta a estrategia política oportunista, estoy convencido desde hace tiempo de que, efectivamente, las medidas tomadas hasta ahora y las penas judiciales, son una puta basura.


La pederastia es el más sucio de los delitos, no sólo por lo espantoso, denigrante, traumático y demoledor que resulta para las víctimas, a las que privan de toda inocencia y joden la vida para siempre, llegando incluso a hipotecar sus relaciones de por vida, sino porque es una asquerosidad equiparable a comerse una mierda a cucharadas. No me cabe en la cabeza cómo alguien puede encontrar placer sexual en abusar de un niño indefenso, sabiendo además el daño que le está haciendo, y no hablo de daños físicos (que también), que al fin y al cabo acaban cicatrizando; la destrucción absoluta en que queda sepultada su felicidad puede llegar a ser curable, pero no siempre, y tampoco sin un largo y doloroso proceso de por medio.

Hace un tiempo veía en la tele que en Estados Unidos, además de llevar un registro de pedófilos como dios manda, para tener controlados a los miserables que una vez liberados volverán a caer en la tentación (siempre suelen recaer), obligan a los ex convictos a colgar en sus casas y coches, eslóganes del tipo “propiedad de un pederasta”. Le comentaba a mi prima que lejos de parecerme una atrocidad, lo veía incluso poco, porque a pesar de incitar al linchamiento público y convertir al sujeto en un apestado social, toda precaución es poca, y con estos despojos no hay que tener consideración ninguna, que una cosa es la dignidad y los derechos humanos, y otra cosa es tener miramientos con la peor calaña de la sociedad, lo último de lo último, la lacra más vomitiva.


Ella, haciendo uso de su mano izquierda y sus conocimientos profesionales (es psicóloga), me explicaba que no todo es tan sencillo como para catalogarnos de cabrones sin más; que la pederastia es un trastorno sexual, que el impulso sexual es uno de los más fuertes que hay, y que ellos no eligen sentirse atraídos por cuerpos infantiles, poniendo el ejemplo de los que pedían la castración química porque no querían seguir haciendo daño. Seguramente lo estudiaré con detalle a lo largo de la carrera, pero qué quieren que les diga, hay cosas por las que no paso, explicaciones psicológicas aparte. Por muy fuerte que sea tu impulso, y aunque sepas que sólo eres capaz de obtener placer sexual abusando 
de las víctimas más inocentes, sabes que estás haciendo mal, no es como en el caso de los psicópatas, que al carecer de empatía son incapaces de ponerse en la piel de la víctima; así que si estás muy salido, pero sabes que si descargas tus energías sexuales vas a cometer un delito atroz, hazte una paja y jódete, que el mundo está lleno de personas que no follan, y no por ello se dedican a violar a nadie. No puedo ser transigente, lo siento, no me sale, llámenme poco profesional, pero es que sólo pensar en el tema me produce arcadas. Además, la victimización sexual de menores no se limita únicamente a predadores con características patológicas, así que milongas las justas.


No sólo hay que endurecer las penas para que no pasen sólo un par de añitos tontos entre rejas, no sólo hay que llevar a cabo un registro, mediante el cual tener controlado en todo momento a estos hijos de la gran puta, y no sólo habría que ampliar los márgenes dentro de los cuales se asume que un acto es (o no) abuso o agresión sexual, sino que además de todo eso habría que, en primer lugar, practicar sodomizaciones imposibles con ellos (sirviéndose de, por ejemplo, una bate de beisbol), para que lo vivan desde el otro lado, y en segundo lugar cortarles a todos la polla. Seguro que así se dejan de tonterías.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues si, parece que además ahora el tema está en boca de todos, especialmente a raiz del caso Mariluz, pero esperemos que no sea una moda pasajera hasta que otra atrocidad similar salga a la palestra y se cambie de tema.
Hay cosas que no se pueden ni deben tolerar, con o sin explicación psicológica de por medio. Y lo más probable es que todos los medios que se pongan, nunca serán suficientes, la gente buscará la forma de seguir consiguiendo lo que busca. Triste pero cierto.
Que asco.

Anónimo dijo...

LA infancia es un derecho humano fundamental .La pena de muerte es la única medicina recomendable No existe una cura psiquiatra .No justifico la pena de muerte para pagar un crimen .Pero la enfermedad es psiquiatra y no tiene aun cura .

Tercera Opinión dijo...

Hola peibol, lo primero felicitarte por esta entrada que acabo de leer.

También quiero darte las gracias por la información sobre la película: Hermanas de la Magdalena que has dejado en mi blog. He puesto un enlace a la misma en la sección de destacados.

En cuanto pueda la veo. Muy interesante.

Un saludo.

Anónimo dijo...

Me encanta que compartamos puntos de vista.

Un abrazo.