Como ya dije hace un par de post, menos de un día después de volver de Valencia estaba en un ferry rumbo a Las Palmas. Ese barco es lo más grande que se ha inventado para viajar, porque no podría ser más cómodo. Tiene bar, buffet-comedor, sala de cine, sala de descanso, mesitas con sillas acolchadas, terraza con tumbonas para coger sol al aire libre, y hasta una tiendita para comprar revistas y chuminadas; me subo en una capital y me deja en la otra, y todo por 8 euros. En serio, ese barco es Dios.Al llegar hice lo que manda la traidición; deshacer la maleta, darle los regalos de cumpleaños a Sar@ (aprovecho para hacer publicidad de su tumbrl), e irnos a cenar a una pizzería que además de tener pizzas muy raras (y buenísimas), es muy atractiva visualmente; tiene la estética de las cafeterías americanas de los años 50, y las paredes están forradas de referencias a películas e iconos de la época. De un tiempo a aquí se han permitido ciertas licencias, de modo que junto a Marilyn, Elvis o James Dean, ahora coexisten los Beatles o Michael Jackson.
Además, no se me ocurre mejor forma de pasar la semana santa que vagueando en casa en buena compañía, y más si la alternativa es salir a unas calles desiertas o, lo que es peor, plagadas de subnormales, y es que díganme ustedes qué otro nombre le pondrían a quienes deciden, voluntariamente, salir encapuchados, descalzos, con los pies atados y la espalda desnuda, dándose latigazos a la espalda para contentar a su amiguito mágico de las nubes (el mismo que no les ha pedido que hagan ninguna imbecilidad del estilo). Es curioso cómo si nosotros hacemos una barbaridad así, o lloramos porque la lluvia impide que paseemos la estatua de una mujer infiel, lo llamamos tradición, pero si vemos el equivalente en alguien con barba y turbante, se trata de un radical sin civilizar...
Yo por mi parte celebré el viernes santo comiendo carne y "comiendo carne", que de alguna forma hay que contrarrestar tanto beatismo borrego.
Ahora que he vuelto a mi isla voy a tener que someterme a una depuración a conciencia, porque el cuerpo me está mandando mensajes (el primero en forma de chicha incipiente) de que llevar tantos días comiendo mierda no puede ser bueno. Y todo mientras me reincorporo a la férrea dinámica de los nuevos estudios. Todo lo bueno se acaba, pero esta semana santa me ha sabido a gloria bendita, y eso no me lo quita nadie.

El domingo fue un día histórico, pues conocimos a... ¡JuanRa Diablo! Fue bastante surrealista, casi tanto como mi primera quedada blogger, en la que estando sentado con Cattz, H@n y el Zorro, no paraba de pensar en lo extraño que resultaba todo aquello, y cómo de no ser por los blogs, un encuentro entre esas 4 personas nunca se habría producido (no escribo más al respecto para no pisarle a JuanRa 




