El otro día me fui a cenar con una gente a un restaurante al que nunca habíamos ido. Lo curioso es que habíamos pasado por delante cientos de veces, pero por alguna razón siempre optábamos por otros que estaban al lado, así que decidimos darle una oportunidad. Craso error.
Nada más llegar se deshicieron en atenciones de una forma totalmente artificiosa, no por ser atentos y cordiales, sino porque se les notaba que no era algo que les saliera de forma natural; parecía que no se decidían entre tratarnos como si fuéramos reyes o como si fuéramos colegas, y claro, el resultado era raro de cojones, que no sabías si extender la mano para que te la besaran o darles dos besos y una palmada en la espalda. Un quiero y no puedo que se quedaba en nada.
El caso es que obviando lo cómico que resultaba aquello, nos sentamos y nos dispusimos a pedir. Y aquí es cuando debo hacer una aclaración: salir a comer puede ser un gran placer, y cuando como bien no me duele pagar más que si comiera en un McDonald´s, porque entiendo que lo merece. Ahora bien, una cosa es eso y otra que se rían en tu cara, disfrazando la estafa de elitismo y delicatessen. Media fresa con dos trocitos de piña y un pedacito de lechuga NO es una ensalada. Es un puto canapé. Y un solomillo debería ser suficiente para saciar a cualquier persona, y no el equivalente en cantidad a una cajita de nuggets. Miserables de mierda.
¿Me quieres vender esa ridiculez como un plato de comida? Está bien, asumo que tendré que pedir el doble de platos para no quedarme con hambre, pero entonces también entiendo que me lo cobrarás a la mitad ¿no? Es decir, no me puedes pedir 10 euros por algo más pequeño que mi mano y que no me da ni para una muela. Me parece de sentido común, y lo mínimo que haría cualquier persona con un mínimo de ética. Y más cuando la comida ni siquiera es nada del otro mundo.
A todas estas, justo antes de empezar a comer fui al baño a lavarme las manos, y coincidí con un camarero que estaba meando de espaldas a mí. Terminó y le hice sitio en el lavabo para que hiciera lo propio, pero se fue de ahí sin más. Llegué a la mesa y les dije a los demás que nos fuéramos, que acaba de ver cómo un camarero se iba del baño sin lavarse las manos, pero argumentaron que ya estaba la comida por llegar, y que mientras no fuera nuestro camarero no pasaba nada. No, no era el nuestro, pero no descansé hasta que al final de la noche averigué quién era el verdadero autor: el cocinero.
Cuando nos fuimos de allí nuestro camarero pidió un poco de feedback complaciente:
- ¿Les ha gustado la comida?
- Sí, la comida, aunque escasa, estaba buena, pero hay algo que te tengo que comentar, porque me parece muy fuerte.
- ¿Eh?Ah sí… dime dime
- Hazme el favor de decirle al cocinero que cuando termine de mear se lave las manos. Antes coincidimos en el baño, terminó de orinar, se subió la bragueta y se fue sin más.
- ¿Cómo? ¿Está usted seguro?
- Completamente. Iba con pantalón de cuadritos pequeños y camisa blanca abotonada a un lado, y es el único de cuerpo robusto. El resto de los camareros sois todos delgados. Si ni siquiera con clientes delante se corta, aunque sea por disimular, da que pensar. ¿no?
- Ya… yo… bueno… vale, hablaré. Lo siento.
En el fondo me dio pena el hombre, que no tenía nada que ver con nada, pero es que manda huevos…
Claro que el cabreo de verdad vino cuando nos trajeron la cuenta, no por la relación cantidad-precio (que también), sino porque nos habían cobrado los cubiertos. ¡Los cubiertos! ¿Qué tomadura de pelo es esa? ¿Cobrarme por sentarme a comer? ¿Acaso eso no está incluido ya en los precios desorbitados de los platos? ¿Por qué no cobrarme un impuesto especial por poner cojines en las sillas? Avaros de mierda.
Desde que comes en cualquier restaurante estás pagando el servicio, el local, la decoración, el trato y los sueldos de los empleados. Por eso comprarte una Coca Cola en el Carrefour te sale 40 céntimos, y que te la traigan fresquita a la mesa un euro y medio. ¿Qué cojones me están cobrando de más entonces?
Como veían que le vena de mi cuello estaba a punto de estallar, me explicaron que en Italia lo hacen en todos lados, lo cual me lleva a preguntarme lo siguiente: ¿En qué jodido país estamos? ¡En España! ¿Qué coño me están contando entonces? Es como si yo montara un restaurante y exigiera en cada factura un 20% obligatorio de propina, alegando que es algo súper común en Estados Unidos. No tiene ni pies ni cabeza, y más cuando ningún otro restaurante de la zona lo hace. Además, según tengo entendido en Italia se acordó que esa práctica no se podía llevar a cabo, pero todo el mundo se la pasa por el forro, y en cualquier caso cuando lo hacen lo avisan, aunque sea en letra pequeña en una esquinita de la carta. ¿Y si hubiéramos seleccionado los platos contando el dinero porque íbamos justos de presupuesto? ¿Nos tendríamos que haber quedado a fregar, o qué? Aquello era como para haberles pagado sólo la comida y dejarles una nota diciendo “los cubiertos los va a pagar tu puta madre, que encima que me quedo con hambre no te voy a dar una propina que no te mereces”. Entre eso y la escasez de comida, no me extraña que el sitio esté siempre vacío.
Está claro que el estatus y la clase no entienden de dinero, y en este caso aunque la mona quiso vestirse de seda, mona miserable se queda. ¡Gentuza!
Nada más llegar se deshicieron en atenciones de una forma totalmente artificiosa, no por ser atentos y cordiales, sino porque se les notaba que no era algo que les saliera de forma natural; parecía que no se decidían entre tratarnos como si fuéramos reyes o como si fuéramos colegas, y claro, el resultado era raro de cojones, que no sabías si extender la mano para que te la besaran o darles dos besos y una palmada en la espalda. Un quiero y no puedo que se quedaba en nada.
El caso es que obviando lo cómico que resultaba aquello, nos sentamos y nos dispusimos a pedir. Y aquí es cuando debo hacer una aclaración: salir a comer puede ser un gran placer, y cuando como bien no me duele pagar más que si comiera en un McDonald´s, porque entiendo que lo merece. Ahora bien, una cosa es eso y otra que se rían en tu cara, disfrazando la estafa de elitismo y delicatessen. Media fresa con dos trocitos de piña y un pedacito de lechuga NO es una ensalada. Es un puto canapé. Y un solomillo debería ser suficiente para saciar a cualquier persona, y no el equivalente en cantidad a una cajita de nuggets. Miserables de mierda.
¿Me quieres vender esa ridiculez como un plato de comida? Está bien, asumo que tendré que pedir el doble de platos para no quedarme con hambre, pero entonces también entiendo que me lo cobrarás a la mitad ¿no? Es decir, no me puedes pedir 10 euros por algo más pequeño que mi mano y que no me da ni para una muela. Me parece de sentido común, y lo mínimo que haría cualquier persona con un mínimo de ética. Y más cuando la comida ni siquiera es nada del otro mundo.
A todas estas, justo antes de empezar a comer fui al baño a lavarme las manos, y coincidí con un camarero que estaba meando de espaldas a mí. Terminó y le hice sitio en el lavabo para que hiciera lo propio, pero se fue de ahí sin más. Llegué a la mesa y les dije a los demás que nos fuéramos, que acaba de ver cómo un camarero se iba del baño sin lavarse las manos, pero argumentaron que ya estaba la comida por llegar, y que mientras no fuera nuestro camarero no pasaba nada. No, no era el nuestro, pero no descansé hasta que al final de la noche averigué quién era el verdadero autor: el cocinero.
Cuando nos fuimos de allí nuestro camarero pidió un poco de feedback complaciente:
- ¿Les ha gustado la comida?
- Sí, la comida, aunque escasa, estaba buena, pero hay algo que te tengo que comentar, porque me parece muy fuerte.
- ¿Eh?Ah sí… dime dime
- Hazme el favor de decirle al cocinero que cuando termine de mear se lave las manos. Antes coincidimos en el baño, terminó de orinar, se subió la bragueta y se fue sin más.
- ¿Cómo? ¿Está usted seguro?
- Completamente. Iba con pantalón de cuadritos pequeños y camisa blanca abotonada a un lado, y es el único de cuerpo robusto. El resto de los camareros sois todos delgados. Si ni siquiera con clientes delante se corta, aunque sea por disimular, da que pensar. ¿no?
- Ya… yo… bueno… vale, hablaré. Lo siento.
En el fondo me dio pena el hombre, que no tenía nada que ver con nada, pero es que manda huevos…
Claro que el cabreo de verdad vino cuando nos trajeron la cuenta, no por la relación cantidad-precio (que también), sino porque nos habían cobrado los cubiertos. ¡Los cubiertos! ¿Qué tomadura de pelo es esa? ¿Cobrarme por sentarme a comer? ¿Acaso eso no está incluido ya en los precios desorbitados de los platos? ¿Por qué no cobrarme un impuesto especial por poner cojines en las sillas? Avaros de mierda.
Desde que comes en cualquier restaurante estás pagando el servicio, el local, la decoración, el trato y los sueldos de los empleados. Por eso comprarte una Coca Cola en el Carrefour te sale 40 céntimos, y que te la traigan fresquita a la mesa un euro y medio. ¿Qué cojones me están cobrando de más entonces?
Como veían que le vena de mi cuello estaba a punto de estallar, me explicaron que en Italia lo hacen en todos lados, lo cual me lleva a preguntarme lo siguiente: ¿En qué jodido país estamos? ¡En España! ¿Qué coño me están contando entonces? Es como si yo montara un restaurante y exigiera en cada factura un 20% obligatorio de propina, alegando que es algo súper común en Estados Unidos. No tiene ni pies ni cabeza, y más cuando ningún otro restaurante de la zona lo hace. Además, según tengo entendido en Italia se acordó que esa práctica no se podía llevar a cabo, pero todo el mundo se la pasa por el forro, y en cualquier caso cuando lo hacen lo avisan, aunque sea en letra pequeña en una esquinita de la carta. ¿Y si hubiéramos seleccionado los platos contando el dinero porque íbamos justos de presupuesto? ¿Nos tendríamos que haber quedado a fregar, o qué? Aquello era como para haberles pagado sólo la comida y dejarles una nota diciendo “los cubiertos los va a pagar tu puta madre, que encima que me quedo con hambre no te voy a dar una propina que no te mereces”. Entre eso y la escasez de comida, no me extraña que el sitio esté siempre vacío.
Está claro que el estatus y la clase no entienden de dinero, y en este caso aunque la mona quiso vestirse de seda, mona miserable se queda. ¡Gentuza!
22 comentarios:
jaja que miserables, estoy de acuerdo y qué asco el no lavarse las manos después de mear. horror!!!!
Lo del cocinero es para hoja de reclamaciones. Va en serio. Las inspecciones de sanidad son para algo.
Ídem por cobrar por el cubierto. Es ilegal. Más aún: en la lista de precios expuesta deben estar descritos todos los ítems que se van a cobrar al cliente. Si el cubierto no aparecía, doble reclamación.
¿Por qué no das el nombre del restaurante? Así otros que vayan por ahí sabrán a qué se atienen...
(No sé si se nota, pero soy de esas consumidoras diabólicas que no se cortan en poner reclamaciones a diestro y siniestro. Me conozco mis derechos al dedillo y me encanta montar bronca. Vicios que tiene una ^_^)
Estos lugares son una mierda, yo cuando me pegan una clavada así me joden toda la noche, y cuando me proponen ir a según qué sitio ya digo directamente que no, para evitar tener que cabrearme ni pelearme con nadie... Tb te diré que una vez, cenando en Lucio en Madrid, encontramos un pelo larguísimo en el fondo del plato... eso sí, se lo dije al camarero y se disculpó mil veces y nos invitaron a los cafés y el plato ese no lo pagamos tp... algo es algo...
Pues yo me hubiera largado, pero es que no espero ni a la de tres. Es una guarrada que el cocinero, el que va a manipular tu comida y prepararla no se lave las manos despues de hacer pis. Yo con esas cosas soy muy tiquismiquis, es superior a mi.
La verdad es que tanto pijerio y luego ni servicio, ni atendimiento ni comida, ni nada de nada. Por algo no os daba buena espina ya antes de entrar.
Una cosa, si pagas los cubiertos ¿te los puedes llevar? :) Es que es la primera vez que escucho lo de pagar los cubiertos, va ser más economico traerselos de casa :)
Vaya experiencia, te preguntaria por el nombre del sitio para no ir, pero me da cosa.
Saludos.
Estoy con Martes, yo soy mucho también de montar el pollo de Andreíta a lo Esteban como dios manda y pedir las hojas de reclamaciones y demás, porque vamos, lo de las manos es DE TRA CA.
Me indigno, me indigno!
Pero oye, lo que relaja...
Que cocinero más asqueroso! Te digo que yo veo eso y me importa una mierda que la comida esté al caer: me voy... y no sin hacer ruido; se entera todo Dios de lo tremendamente guarro que es el impresentable ese. Y si me dicen algo, me voy directa a la policia y les denuncio, aunque sólo sea para ver si reaccionan. Panda de desgracias humanas... sinverguenzas!
Hombre igual se lavó las manos en la conina. De todas formas, podrías decir el nombre del sitio. Lo de cobrar los cubiertos he flipado, yo los habría pagado pero por mis huevos, que me los llevo a casa.
yo también creo que deberíais haber puesto una reclamación, por lo del cocinero cochino y por lo de los cubiertos.
vaya tela!!
de todos modos, en ese plan me parece que el restaurante tiene poco futuro.
No escondas al pecador. Delata a esos impresentables. Por cierto, ese emplatado puesto de moda por Arguiñano y Saber Vivir es ridículo. Nunca comería en un restaurante con ese emplatado. Por cierto no has dicho el importe de la cuenta.
En un monologo del Club de la comedia de Leo Harlem en que trataba la nueva cocina elitista decía:
"Se me acerca el camarero y me pregunta ¿Cómo ha encontrado el señor la lubina?
Que como la he encontrado? De milagro!!
Yo si salgo a comer (actividad que casi nunca hago, pues yo con una pizza del mercadona voy que chuto) prefiero una tasca de esas en las que puedes pedir unas albondigas con patatas y quedarte como dios (o algo razonablemente parecido)
Yo le habría dicho algo al cocinero en el baño y hasta le habría perseguido señalandole con el dedo.
"Oiga, el de los pantalones a cuadros! No se ha lavado las manos!!!!"
En fín, confío que la hora de abonar la desorbitante cuenta se hubiese restragado los billetes por donde la espalda pierde su nombre. Yo lo haría
Un saludo!
Nota: Por cierto el nombre del restaurante cual es? Es para no ir.
Deberias decir donde está ese restaurante. De que vale quejarse si luego alguno de nosotros va a cometer el mismo error.
Supongo que al final acabasteis en el MacDonald de la esquina, ¿no? jaja. No, es una broma, la verdad es que es muy triste que muchos relacionen calidad y elitismo con ese tipo de restaurantes que mucha fachada pero después te dejan hambriento y cabreado.
Lo del cocinero un horror, como para retirarle el carné de manipulador.
:)
(Te escribo sólo habiendo leído el título para decirte que es muy bonito mirar las entradas pendientes de comentar y ver que una se titula 'Vete a estafar a tu puta madre'. ¿De quién iba a ser esa entrada? ¡De Peibol, claro!
Ahora, voy a leer la entrada en sí y luego te comento)
Ah, pero qué fuerte.
Entiendo tu enfado porque realmente hay lugares que por hacerse los finos te ponen una miseria y te cobran una barbaridad.
Además, da más rabia aún cuando se ve todo tan artificioso. Que manera de reírse de la gente.
Dudas y cuestiones:
1- ¿Despidieron al cocinero?
2- ¿La foto del plato es real? ¿es la tomaste tú?
En el fondo me alegro de que no pidieras el libro de reclamaciones porque estos desahogos en el blog son de lo más sustanciosos xD
Recuerdo una desagradable anécdota en un restaurante. Fue en un lugar de reconocido prestigio que para mi perdió todo el encanto cuando escuchamos un estornudo bestial en la cocina, y cuando digo bestial me refiero a que se oyó fuertemente en todo el comedor :S
Hiciste bien expresando la queja, aunque sean cosas que dan mucha vergüenza ajena, ¿eh?
TODOS:
Ya que sois varios los que lo habéis preguntado, el restaurante es “La Casa roja”, en Marina Rubicón, Lanzarote. Sale en alguno de los vídeos de las entradas anteriores.
Lucy:
Asco no, ¡Ascazo! ¡Puaj! :s
Martes, Take Your Mama Out y Nalataia Tubercle:
Si te digo la verdad, ni se me pasó por la cabeza. Lo único que quería hacer era largarme de ahí y no volver, y siempre podrían argumentar que o yo miento por lo que sea, o mejor aún, que lo hizo en la cocina. Yo normalmente soy de armarla y tirar de mis derechos de consumidor, pero ni ganas de eso me dieron.
A eso súmale que las otras personas que iban conmigo no me deban coba, que yo escupía fuego, y ellas le quitaban hierro al asunto, lo relativizaban todo y me intentaban calmar. Vamos, que no tenía mucho apoyo como pa ponerme más reivindicativo.
El Sombrerero Loco:
El problema es cuando te coge por sorpresa, como en este caso, y es que la carta en sí no era especialmente cara, pero claro, no contábamos con esas cantidades ridículad y lo de los cubiertos, que era una cantidad simbólica, pero toca los huevos. Por eso nunca me desconsolará comer en “El Bulli”. Ni gratis.
Este también se disculpó mil veces, pero el daño ya estaba hecho.
Raquel:
Yo quería hacerlo, pero las circunstancias estaban en mi contra. En primer lugar porque habíamos perdido media noche en ir a un restaurante lejísimos, para luego descubrir que estaba cerrado y tener que volver con el rabo entre las piernas. En segundo lugar porque todos los demás, a esas horas, estaban llenos, y en tercero y último, porque estaba en minoría: dije de irme, pero con la comida ya servida no quisieron seguirme. :s Soy muy tiquismiquis, créeme, soy como la pelirroja de Glee XD, pero no pude convencerles, y como no era “el nuestro”…
Buena idea: para la próxima vez me los llevo, ya que me los hacen pagar. :p
papacangrejo:
Eso me decían los demás, que seguramente se las lavó en la cocina (nunca podré saberlo), pero no me vale. Si yo fuera cocinero y me viera en esas, me las lavaría igualmente en el baño, y más si un cliente me está viendo.
Naar:
La prueba está en que siempre es el más vacío. Eso sí, no creo que se vaya a quedar en quiebra, porque está muy muy bien situado.
¡Saludos!
ulises:
La cuenta no era muy desorbitada, el problema era el tamaño de las raciones y lo de los cubiertos, que aún siendo algo simbólico, toca mucho los huevos. A mí es que directamente me parece inmoral ir a restaurantes de super lujo a dejarse un sueldo de dos meses en comer canapés bonitos en platos cuadrados.
$. M. K.:
Pues nunca mejor dicho. Se puede hacer exactamente lo mismo (comida buena, bien presentada, y quizás un pelín más cara), pero que al menos te sacie y no te haga sentir imbécil. Me quedo también con la tasca, sin lugar a dudas.
Yo salí del baño a cuadros, y cuando lo busqué con la mirada no estaba, pero estuve toda la noche observando hasta que di con él.
Ana:
No, porque no había McDonald´s cerca :p, pero al llegar a casa nos comimos un yogur para poder dormir. ¡Gentuza!
Como tú dices, es muy triste relacionar calidad y elitismo con ese tipo de restaurantes, pero peor aún es saber que hay gente que pierde el culo por los sitios así. De todo hay en la viña del señor. XD
Pecosa:
Jajajajajajjajaja Jo.. ¿Mi seña de identidad es la hostilidad suprema? XD. Da que pensar…
Tú lo has dicho, es reirse en tu cara, y encima cobrarte por ellos. Eso sí, ellos mismos están cavando su propia tumba, pues el boca a boca funciona, y sólo engañan a a los turistas nuevos. A los que repiten allí (la mayoría) no los engañan. Por eso siempre está vacío.
Lo del cocinero no sé en qué habrá quedado, porque no pienso volver por ahí. Y no, la foto es de Google, pero sirve para hacerse una idea. :s
JuanRa:
Bueno, una cosa no quita la otra, pero sí, sabe un montón, y más sabiendo la acogida que tienen mis cabreos. XD
Me imagino la cara de todos los comensales con el estornudo brutal. XD Claro que… ¿cómo saber si el estornudo cayó en el suelo o encima de la comida? Nunca lo sabremos, igual que no sabremos si el cocinero se lavó las manos en la cocina… :s
¡Saludos
Yo no estoy en contra de los restaurantes de alta cocina. El que tenga un precio caro no significa que sea alta cocina. yo he comido en alguno con estrella michelín y me ha gustado bastante. Son platos muy elaborados con un precio contenido. Hace poco vi un reportaje en un programa titulado "vuelta y vuelta" en el que comparaban un restaurante de menús con el "Can Roca". En uno la comida costaba 8€ y en el otro 135€. Te diré que se puede comer en los dos pero la forma de trabajar es diferente. Te invito a que lo veas y compares.
Qué fueeeerte. Tenías que haber seguido la riña con lo de los cubiertos (yo buscando el drama jajaja).
Argh, en serio, no sé cómo aguantaste sentado pensando que esa comida fue hecha por un cocinero guarro. Yo me habría ido XDDD
Y encima de los caros y repipis... ¡¡qué valor!!
ulises:
Yo no he dicho que esté en contra, igual que no estoy en contra de que algún excéntrico le deje una fortuna millonaria a sus perros, otra cosa es que me parezca de sinvergüenzas o imbéciles ciertos comportamientos relacionados con el derroche de dinero. Pero cada uno que haga lo que quiera.
A lo que voy es a que no puedes ir de "fine cuisine", como si estuvieras vendiendo oro líquido, cuando en realidad estás ofreciendo lo mismo que en cualquier otro sitio, sólo que porciones más pequeñas y más caras, y usando platos raros. Y más si luego se demuestra que es todo fachada con cosas como lo del baño.
Como digo en la entrada, cuando como bien, en un buen sitio, con buen trato, y se nota que hay trabajo detrás de todo ello, no me duele pagar (dentro de unos límites). Cuando se ríen de mí, sí.
Islander! y Misaoshi:
Como he contestado por aquí, no me quedó otra. Lo dije, propuse irnos y me cabreé con los de los cubiertos y el "camarero", pero estaba en minoría y me tocó aguantarme. Nadie me dio coba.
En mi favor diré, Misa, que lo del cocinero lo supe al final, que en principio creía que era un camarero ajeno que ni se había rozado por nuestra mesa (aunque igualmente propuse irnos). Quiero pensar que de haber sabido desde el principio que se trataba del cocinero, sí que me habrían hecho caso.
¡Saludos!
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