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jueves, 21 de febrero de 2008

¡Que viene el lobo!

El 31 de Marzo de 2002 se produjo en Santa cruz de Tenerife una riada, que dejó la ciudad hecha un cristo. Los daños materiales fueron cuantiosos, y a pesar de la “poca fuerza” del acontecimiento, en el sentido de que fue una riada y no un temporal fuerte, hubo heridos y víctimas mortales. No nos lo esperábamos y nos cogió en bragas. En los meses siguientes hubo una exagerada paranoia colectiva que se activaba cada vez que caían tres gotas o soplaba un fisco de viento, algo hasta cierto punto comprensible, pero han pasado ya casi 6 años y seguimos sin levantar cabeza.

Debido al innegable cambio climático, que se hace patente incluso aquí, en las islas afortunadas, cada vez sufrimos más "percances meteorológicos" a los que no estamos acostumbrados. En los últimos años se han sucedido lluvias torrenciales y temporales, de los que muy prudentemente nos han avisado con la antelación suficiente para salvaguardarnos en nuestras casas, y evitar así que nos matemos tontamente por salir a la calle. Se agradece. Pero también ha habido otros muchos días en los que sencillamente ha llovido un poquito más de lo normal o ha hecho cierto viento (el otro día sin ir más lejos), y enseguida han dado la voz de alarma, avisándonos de la inminente tragedia que se avecina. Señores…no sean alarmistas que se pierde credibilidad. Hace un tiempo hubo un aviso de huracán (nada menos) del que muchos hicimos caso omiso, porque estamos hartos de oír continuamente amenazas de peligro. Finalmente, como era de esperar, no pasó nada.

Al final va a pasarnos como a Pedro con el lobo, y por culpa del deseo de las autoridades de guardarse las espaldas a toda costa por lo que pueda pasar, un día va a venir un tsunami y vamos a estar todos en la playa como si nada. Me estoy imaginando en la calle el día del juicio final mientras recibo a los cuatro jinetes del Apocalipsis, con la tranquilidad más absoluta, y sin tomar ningún tipo de precaución para salvarme de tan fatal acontecimiento, y todo por culpa de los agoreros estos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

no estoy tan seguro de que ultimamente haya más percances y mucho menos de que fueran atribuibles al calentamiento de las últimas décadas. Lo que pasa es que ahora hacen más ruido y más daño porque hay más cosas que romper. En 1975 hubo una ventolera comparable al Delta. Por aquel entonces estábamos entrando en una era glacial visto el enfriamiento desde la 2ª guerra mundial. Los agricultores del Valle del Golfo soportan periódicos temporales de Sur desde siempre y no se han quejado de que haya más que antes. Inundaciones y trombas de agua... yo he visto canoas en la Manzanilla inundada en 1977. En 1957 en La Palma murió bastante gente por una riada. El 7 de noviembre de 1826 pasó por Tenerife un huracán de verdad que creó barrancos, cambió el paisaje y mató a centenares de personas. En resumen, no están pasando cosas nuevas. Lo que SÍ sería raro es que el próximo año hubiera otro Delta. Y estoy de acuerdo en que toda la parafernalia de alertas semafóricas es contraproducente, pero me temo que la obsesión por la (falsa) seguridad es el paradigma de nuestro tiempo.

peibol dijo...

¿Qué sería de este blog sin mi pedante favorito asomando en él de vez en cuando? XD Y lo digo con todo el cariño, ojo.

No hubo otro Delta al año siguiente, pero sí es verdad que los sucesos que relatas están muy espaciados en el tiempo... o al menos más de lo que me parece que lo han estado los de los últimos años. Tendré que sacar datos y comparar como Dios manda. ;)