A pesar de encantarme un buen dramón cinematográfico, leer historias agridulces, o la música lenta y/o melancólica, no me emociono con la facilidad que quisiera. Ya ven, toda la infancia oyendo eso de que “los hombres no lloran” y a mí, por el contrario, no hacen más que recriminarme lo contrario, repitiéndome cada vez que la ocasión lo requiere una frase que apenas varía de una persona a otra:
-“¡Es que tu eres demasiado pa´ dentro! ¡No haces más que tragar y tragar!”
Y es que si bien es cierto que, como a casi todos, no me gusta mostrarme demasiado vulnerable en según qué situaciones, y por tanto, prefiero llorar una muerte discretamente que montando un espectáculo, sencillamente no tengo esa facilidad de llanto. Me puedo emocionar con algo en concreto, pero fisiológicamente y sin que yo medie conscientemente contra las reacciones naturales de mi cuerpo, sólo suele traducirse en escalofríos, erizamientos de pelo, o nudo en la garganta que no pasa de ahí.
En realidad las cosas más nimias pueden tocarme la fibra sensible, pero más que tocármela suelen rozármela, no como en mi familia que son todos una manada de llorones y sentimentales facilones.
Hoy sin embargo he conseguido emocionarme de verdad a raíz de la multitudinaria reacción de los sevillanos y del país entero por la trágica muerte del jugador de fútbol Antonio Puerta, un jovencísimo deportista de 22 años, muerto ayer tras 4 días de incertidumbre en el hospital, desde donde se esperaba lo peor, y enterrado hoy entre vitores y profusas muestras de cariño.
El fantástico homenaje popular en su memoria celebrado en el día de hoy es un acontecimiento con pocos precedentes que nos ha desconcertado a todos. España entera está de luto y los sevillanos lloran desconsolados una muerte que sienten tan cercana como la de un ser querido. La deportividad ha sido el lema de Sevilla entera, pues hoy la ciudad no entendía de rivalidades, colores ni equipos, y tanto los hinchas del equipo de Antonio como los del equipo rival salían a la calle con sus correspondientes camisetas reglamentarias, con semblante serio, caminando por una ciudad menos ruidosa y alegre de lo que suele ser la capital andaluza. Ha ocurrido lo que parecía imposible: unir a todo el fútbol español. Aficionados, ciudadanos anónimos, conocidos y familiares… hoy todos son familia, y como tal, están unidos ante un acontecimiento de este tipo.
Los gestos de duelo han sido generosos en todo el mundo del deporte, no sólo por la asistencia al funeral de gran parte de la plana de todos los equipos del país, así como de personalidades importantes en ese mundillo, sino por todos los pequeños actos de apoyo que se han sucedido en el mundo del deporte, que, aunque sean simbólicos, dicen muchísimo de quienes los llevan a cabo.
Hacía mucho tiempo que una noticia no conseguía hacer que, de verdad, empujara el nudo de mi garganta hacia abajo, y por ello, intentaré no volver a poner los informativos esta noche en un intento de evitar repetir la sacudida emocional que me produjo oír gritar a coro consignas como “Antonio amigo, Sevilla está contigo”, y más especialmente, ver cómo la afición recibía a los jugadores tras el fatídico partido entre sentidos y sonoros aplausos sin soltar palabra. Lo dicho: Estoy emocionado.
3 comentarios:
Yo venía aquí, como cualquier noche, desde las sombras de mi habitación, a leer tu blog y a aprender un poquito más sobre lo interesante y provechoso que puede llegar a ser el resultado de tu talento literario. Pero esta noche, querido amigo, me he quedado verdaderamente impactada, porque desde aquí he respirado un aire de madurez, sencillez, pero sobre todo, has demostrado lo conmovedor y tierno que podemos llegar a ser cuando algo o alguien nos toca la fibra sensible.
Y sí, hoy Antonio Puerta ha logrado emocionarte, ha logrado inspirarte para que hicieras honor a su nombre. Pero lo más increíble es que esa corriente de emociones haya conseguido salir de tí, para posarse en mi, porque poco me he acercado hoy a la televisión, y gracias a tí me he parado por un momento a reflexionar y a vestir un poco mi alma de luto... Hoy, de toda España afloran lágrimas rojiblancas. Pues al sevilla se le ha muerto en el campo de batalla un héroe, pero le ha nacido un mito.
Omaira
¡Pero qué preciosidad de comentario! ¡Cómo se nota que estudias filología hispánica! :p
Muchas gracias, es todo un halago; ahora eres tú la que me ha emocionado, si bien ha sido en otro sentido, con tu escrito.
¡Besos!
Hoy, en un arrebato melancólico ovejil, me ha dado por volver por tu blog y releer algunas entradas.
Y aquí dejo constancia de mi paso en una de hace nada menos que ¡10 años! (¿Cómo es posible?)
Una de las pocas (por cierto) en las que no comenté nada y que me ha gustado un montón.
Un placer leerte siempre, Peibol
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