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miércoles, 15 de abril de 2009

Día 2 – Todo de una vez

Una de las cosas que siempre me ha llamado la atención de las grandes ciudades extranjeras, son los sitios de comida rápida en los que comes castigado contra la ventana, en primera línea de calle, a la vista de todo el mundo, y como si formaras parte del escaparate del local. Así fue como empezamos el día, desayunando cálidamente en el establecimiento de al lado del hotel, mientras veíamos cómo la gente se enfundaba sus abrigos en la calle. Sin haber terminado de tragar, y animados por el entusiasmo de la novedad, comenzamos la exploración turística. En Nueva York es tremendamente fácil orientarse, al menos para la gente que tiene un mínimo sentido de la orientación (no es mi caso); las calles están numeradas, y si estás en la 35 y debes ir hasta la 50, saber el camino es sólo una cuestión de matemáticas básicas. Además, Central Park ejerce de separador, estableciendo a grandes rasgos los puntos cardinales de la isla. Las avenidas son enormes y surcan toda la ciudad, de modo que siempre, aunque no quieras, acabas en alguna de ellas, especialmente en Broadway, que es más larga que un día sin pan.

Ahorrando detalles sobre sitios poco conocidos, vimos el célebre edificio Flatiron (foto), la zona universitaria, Wall Street y la Zona Cero, donde ya se está levantando la construcción-homenaje a las víctimas del 11 de Septiembre. Hablando de homenajes, a esta gente le gusta más un “memorial” que comer, y vayas a donde vayas, ves muros de piedra con cientos de nombres esculpidos, desde fallecidos en combate hasta oficiales de los distintos cuerpos de seguridad, muertos en acto de servicio. A ese respecto, el que más me llamó la atención, por novedoso, fue uno que había en un edificio del World Financial Center; era una fuente austera en medio de un enorme vestíbulo, con los nombres de sus trabajadores fallecidos en las torres gemelas, inscritos en el borde junto a unas palabras de sus familiares; del techo caían unas pocas gotas de agua cada pocos segundos, que representabas lágrimas por la pérdida. Era muy bonito, y para ver nombres anónimos escritos en un muro, me quedo con esto, que es más original.
También en el distrito financiero estaba el Winter Garden, un enorme espacio público de cristal y acero, muy parecido a la estación madrileña de Atocha, con decenas de tiendas y restaurantes, además de altísimas palmeras en medio del vestíbulo de mármol. Precioso.

Saliendo de allí había un paseo marítimo, desde el que adivinamos a lo lejos la estatua de la libertad; resultaba surrealista pensar que fuera la de verdad, la que tantas veces hemos visto en pantalla grande, y eso que la estábamos viendo pequeñísima. A la noche fuimos a Pier 17, un pintoresco centro comercial enclavado en el puerto, donde disfrutamos desde una terraza de una vista impagable: El mar, los rascacielos al fondo, y el puente de Brooklyn inluminado. ¿Se puede pedir más para un primer día?

9 comentarios:

JuanRa Diablo dijo...

Maravilloso. Acabas de hacerme mi guia particular para cuando me toque a mí ese viaje.
Buf, la verdad es que yo no sabría ni por dónde empezar ante semejante metrópoli. Imagino que es imposible que deje indiferente a nadie incluso a los que no se sienen atraídos por las grandes ciudades aunque sólo sea por el hecho de que está plagada de rincones que nos son tan familiares gracias al cine. Una pasada la imágen del Central Park y Broadway me atrae como un imán.
En fin, ya imagino el siguiente capítulo
"Día 3 - Pies en palangana" :D

Mi viaje de Chihiro dijo...

Joliiiiiiiiiiiiin que super envidia sana que me recorre!!!

De verdad que me encantaría poder visitar algún dia esa ciudad...ya sólo por tener mi propio punto de vista de lo que tantas veces he visto en la tele.

Todo alli debe ser carísimo ¿no? me tengo que proponer como objetivo juntar algunos durillos y hacer un viaje asi...que ya tengo casi 28 años y no he salido del país!!! Esto no es serio.

Supongo que lo pasaste de lujo asi que me alegro un montón. Cuéntanos anécdotas algunas cosillas mas...es que asi ya termino de arañar el parquet con los diente...jejeje.


Beeeeeeeeeeeeeeesos Ovejuno!!

Peter Pan dijo...

ayyy es lo que me gusta mas de Nueva York, su orden dentro del desorden :)

peibol dijo...

A JuanRa Diablo:
La verdad es que abruma, y cuando apenas acabábamos de llegar, ya nos estresaba pensar en todo lo que teníamos que ver.

Ahí reside gran parte de su encanto, que lo hemos visto todo mil veces, y cuando lo tiens ahí, en frente, te resulta increíble de creer. Los pies no acabaron en una palangana, pero sí profusamente masajeados cada noche.

A Mi viaje de Chihiro:
Es la misma envidia sana que me recorría a mí cuando oía a los demás que habían estado allí :). La verdad es que no puede ser ¿eh? Hay que ahorrar, porque es uno de esos sitios que merece la pena ver, y si no, mientras tanto, a recorrer Europa, que bien bonita que es (y más barata también)

A Peter Pan:
Sí, es caótica, y a la vez organizada... es diferente.


¡Saludos!

El Zorrocloco dijo...

Lo del Starbucks mola, así puedes curiosear a la gente. Aquí, como tenemos buen tiempo, pues se ponen terracitas y mata uno dos pájaros de un tiro.

Quiero ir a Central Park >_<

Lillu dijo...

Ya me has desanimado, cachis... soy nula con la orientación y para ir de la calle 35 a la 50 acabaría irremediablemente en la 72 XDDD

Más, cuenta más!! Y fotosss!

saluditos

peibol dijo...

A El Zorrocloco:
Es que lo de las terracitas uno lo ve normal, pero ahí te pegan tanto al cristal, que casi esperas que alguien entre y pregunte a qué precio estás :s

Central Park se sale :o

A Lillu:
Jajajajajaj, eres de las mías entonces; creo que las fotos hechas por mí (vamos, las que no enlazo desde internet), las dejaré para la última entrada ;)


¡Saludos!

Superpatata dijo...

Qué bonitas vistas al anochecer!! Y lo de la fuente esa a la que caen gotas de agua desde el techo simulando lágrimas... que emotivo!! Preciosa descripción de todo.
Saludos!!

peibol dijo...

Eran impresionantes las vistas, y de la fuente en cuestión, pienso poner una foto más adelante. Saludos