Trabajar de cara al público

Este verano me salió un trabajo temporal en un puesto de información turística, y por fin he empezado a entender a la gente que trabaja de cara al público. Cuando mis amigos y familiares me hablaban de la fauna con la que tienen que lidiar en el trabajo, me costaba creer que tuvieran que atender a tanto tarado e impertinente. Ahora ya les entiendo.

En los pocos días que llevo allí, ya he podido dar con elementos como los siguientes:

EL LEGAL

- Mira, ¿te puedo dejar las bolsas estas aquí, y las vengo a buscar esta tarde?
 - No, lo siento señor. No nos permiten que dejemos aquí nada.

- ¿Ah no? ¿Y por qué no?

- Pues por seguridad. No nos podemos responsabilizar de pertenencias ajenas.

- ¿AH SI? ¿Y ESO DONDE LO PONE? ¿LO TIENES POR ESCRITO?

- Pues no; se lo digo yo, que es una norma de la empresa.

- ¡PUES LO QUIERO POR ESCRITO, A VER POR QUÉ NO VOY A PODER DEJAR YO AQUÍ MIS BOLSAS SI ME DA LA GANA! ¡QUÉ VERGÜENZA! ¡VOY A PONERTE UN PARTE! ¡A TI!

- Ok. Como quiera. Siguiente, por favor.

LA FILÓSOFA RACISTA

- ¡Qué desagradable el señor que estuvo aquí antes, ¿no?

- Sí, bueno... trabajar de cara al público es lo que tiene. Y además hay que aguantar el tipo... 
- Qué me vas a decir a mí. Yo también trabajo de cara al público. Mira, te voy a decir una cosa; ponme atención: Todos en esta vida somos actores de nuestra propia vida. ¿Sabes? Todos jugamos un papel, y nos tenemos que ajustar a él cuando la situación lo requiera. Mira, yo por ejemplo soy segurita, y cuando alguien me falta al respeto sé cómo manejar la situación. Y luego eso lo ajusto a mi día a día. Por ejemplo, el otro día estaba en el Mercadona, y se me intentó colar una colombiana de esas. Pues le dije: No te me cueles, y vete a tu pais, sudaca de mierda. Me dijo que era una racista, pero yo le dije que no, que era racista con ella, por colarse. ¿Me entiendes?


LA PEQUEÑITA


- Mira, ¿dónde queda tal sitio?
- Señora, espere su turno por favor, que tengo una cola de gente esperando.
- Sí, pero yo soy pequeñita y vieja, así que me puedo colar.

 LA SIN BLANCA

- Mira, es que tengo que ir hasta Mordor, que es donde está mi hotel, y resulta que no me funciona la tarjeta de crédito. He probado en dos cajeros, y nada. Y claro, ¿cómo voy a ir hasta allá si no tengo dinero? Estoy aquí atrapada, sin poder hacer nada y con mi hijo. Se supone que esto es una tarjeta mastercard, y que vale en todos lados, ¿no?

- Sí, en teoría sí. No sé... quizás le ha fallado la banda magnética, o los cajeros a los que ha ido estaban rotos. Si quiere probar en este de aquí al lado. Si no, mañana temprano puede ir a bancorandom a ver qué puede hacer...

- ¡Pero eso ya sería mañana! ¡Y yo tengo que volver esta noche a mi hotel! ¡Necesito dinero para ir hasta allí! ¿Qué hago yo ahora? ¿Eh? ¿EH? Alguna solución tienen que darme, porque tengo que volver a mi hotel. ¿Qué solución me das?

- ¿Y a mí qué coño me cuentas? ¡Esto es información turística! Es que no sé qué más puedo decirle, porque desde aquí yo no puedo hacer nada. Inténtelo en cajeros de otras entidades, aunque le cobren comisión, o acuda a la policía, que está en esta dirección...


EL INDIGNADO


- Mira, ¿tendrías un folleto de sitiorandom?
- No, lo siento, esos los tengo agotados
- ¿Agotados? ¡Qué vergüenza! Así va el país... claro, los que ya tienen un puesto de trabajo fijo no se preocupan de los demás, de los que necesitamos un folleto. En mis tiempos sí, porque todos estábamos peor, pero claro... ahora ya la gente está acomodada y sólo se preocupan por lo suyo. Antes no, antes todos salíamos a protestar por todo... bueno ahora también, sólo ahora que ahora los protestantes se hacen llamar los indignados. Yo también estoy indignado; es más, estoy hasta los cojones. Ya cuando el hambre termine de apretar, saldremos todos a la calle de verdad, como en mis tiempos, y entonces sí que se verá la revolución. Bueno, nos vemos otro día. Encantado de conocerte.


LA MALCRIADA


- ¡Mira! ¿Dónde es el sitio equis?
- Espere un momento por favor, que estoy atendiendo al caballero.
- Sólo voy a preguntarte una cosa. ¿El sitio equis es yendo por este desvío de la izquierda, o cruzando por allá?
- Creo que por la izquierda, espere que acabo con el señor, y le miro para confirmarle, que no estoy seguro.
- ¡Que no está seguro dice! ¡Ja! ¡Ya no te puedes fiar ni de tu culo! ¡ADIOS!

LA HOSTIL

- Mira, ¿a qué hora salía la guagua turística al sitio equis?
- A las 12:30
- ¿A LAS 12:30? ¡PERO SI ME DIJERON QUE ERA A LAS 11:30!
- ¿Quién se lo dijo...?
- ¡ME LO DIJISTE TÚ! ¡ANTES LLAMÉ POR TELÉFONO Y ME LO DIJISTE! ¡ME ENGAÑASTE!
- No pude haber sido yo, porque yo acabo de entrar a trabajar ahora, y no he cogido el teléfono. Debe tratarse de un error de mis compeñeros. Deje que mire para asegurarme...
 Sí, efectivamente sale a las 12:30. La verdad es que es extraño. ¿Está segura de que le dijeron esa hora?
- SÍ. ¡VAYA VERGÜENZA DE SERVICIO DE INFORMACIÓN!

- Le pido disculpas en nombre de la empresa, porque la verdad es que te has equivocado, vieja estúpida no se que ha podido pasar...

- ¿Y QUÉ HAGO YO UNA HORA AQUÍ? ES QUE DE VERDAD, CON LO MAL QUE ESTÁ HACIENDO TODO EL GOBIERNO, LO MAL QUE ESTAMOS TODOS, Y ENCIMA AHORA ESTO, YA LO QUE FALTABA. COMO SI NO TUVIÉRAMOS SUFICIENTE CON LA CRISIS.

Y todo esto en varios idiomas, lidiando con italianos que confuden la delgada línea entre "si me hablas despacio te entiendo" y  "te voy a hablar como si fueras mi colega romano de toda la vida", o rusos que te hablan directamente en su idioma, y si les das a entender que no les entiendes, y les propones alternativas como el inglés, se largan ofendidos. Qué bonito es trabajar de cara al público...